En la noche del Jueves Santo se llevó Jesús a sus discípulos
a un lugar llamado Getsemaní o Huerto de los Olivos y les dijo: Sentaos aquí
mientras yo voy a orar.
Y tomando a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a
entristecerse y angustiarse.
Entonces les dijo: Triste sobremanera está mi alma, a punto
de morir. Quedaos aquí y velad conmigo.
Y adelantándose un poco, se postró sobre su rostro, orando y
diciendo:
Padre mío, si es posible, pase de mí este cáliz; sin embargo,
no se haga como YO quiero, sino como QUIERES TÚ.
Sólo este pasaje evangélico, por su misteriosa
contradicción, ya que si Jesucristo aceptó a lo que vino y como vemos rogó que
no se cumpliera su voluntad, sino la del Padre, da VERACIDAD histórica de todos
los evangelios porque si hubiera sido un invento no lo deberían haber dejado
escrito.
En ese cambio de pareceres, como entre nosotros. “De tal
palo tal astilla” surgiría la posibilidad de que con los hombres podría surgir
algo parecido como la rebelión de los ángeles.
Dios queriendo hacer lo más difícil todavía, como se suele
hacer en las grandes proezas o aventuras, llegaron al acuerdo de que si rompíamos su plan, que no era otro que el que
pudiéramos llegar a ser como ELLOS,
Jesucristo aceptó arreglarlo de acuerdo con lo que dispusiera el Padre.
Y como el llegar a ser como Dios, sería el no va más, el
remedio tendría que estar la misma
altura.
Por eso Jesucristo bien claro dijo a Nicodemo:
Dios amó tanto al mundo que le dio a su unigénito Hijo para
que todo el que crea en él tenga la VIDA
ETERNA , (como la de Dios)
¿Qué padre en este mundo no estaría dispuesto a dar su
propia vida para salvar la de un hijo condenado?
Pues si nosotros, que somos malos, hacemos lo que hacemos
por nuestros hijos, y somos palos del tal ASTILLA ¿No vamos a creer que Dios
hiciera lo que hizo por nosotros que
somos hijos suyos?
Es la única vez en toda la historia del mundo en que se cumplió legalmente “El fin justifica
los medios” porque para que un fin tan divino se cumpliera, sería necesario
otro medio divino: Que Jesucristo muriera por todos nosotros.
A grandes OBRAS, grandes REMEDIOS.
Pero
para que se pueda cumplir el que podamos llegar a ser como Dios, tendremos, que
al menos, intentar vivir como lo hizo Jesucristo y lo sigue haciendo, puesto
que sigue presente en la
Eucaristía y a nuestro lado siempre que así lo pensemos.
Lo
que mucho VALE, MUCHO cuesta
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