miércoles, 20 de abril de 2016

¿CÓMO DEMOSTRÓ JESUCRISTO SER DIOS?

          La categoría real y verdadera de cualquier persona, sólo se debe calibrar por sus dichos y HECHOS, honradamente comprobados y demostrados y no por sus mentiras, engaños, manipulaciones, cinismos e hipocresías.

¿Quién se atrevería a decir, por muy superhombre que fuera, lo que Jesucristo dijo:

“ El Padre obra continuamente y YO ni más ni menos”
         “El Padre y yo somos uno”
         “El que ME ve, ve al Padre”
         “YO soy el Camino, la Verdad y la Vida
         “YO soy la Resurrección y la vida
         “YO soy la luz del mundo
         “El que me sigue no anda en tinieblas”
         “Yo soy el buen pastor”
         “Yo he vencido al mundo”
         “Sin mí nada podéis hacer
          “Venid a mi todos los que andéis cargados con trabajos y cargas y yo os aliviaré”
         “Aprended de mi que soy manso y humilde de corazón”
         “Yo estaré con vosotros todos los días hasta la consumación de los siglos-
         “El que come mi carne y bebe mi sangre, mora en MI y YO en él”
        
Todos estos y muchos más lo dijo Jesucristo con la autoridad que le daba el ser “UNO con el PADRE.

Algún loco prepotente también los pudiera haber proclamado; pero jamás los podría haber confirmado como lo demostró Jesucristo con los siguientes portentos.
        
Resucitó a su amigo Lázaro
Resucitó a  la hija de Jaíro.
Al único hijo de una pobre viuda, también lo resucitó
Entres otras muchas curaciones milagrosas, limpió de lepra a diez y sólo uno volvió para agradecérselo. ¡¡Así somos de agradecidos con Dios, muchas veces!!
El milagro más difícil, porque no dependía de ÉL sino de la LIBERTAD humana, fue el conseguir que  Zaqueo, hombre riquísimo, dijera: “Señor doy la mitad de mis bienes a los pobres, y si a alguien he defraudado en algo, le devuelto el cuádruplo” ¿Conseguiría Jesucristo  hoy este milagro entre tanto corrupto?
        
“Si no hago las OBRAS de mi Padre, no me creáis; pero si las hago, ya que no me creáis a mi, creed a las obras, para que sepáis y conozcáis que el Padre ESTÁ en MI y YO en el PADRE.”
         
          La OBRA cumbre con la que demostró Jesucristo su DIVINIDAD, no fue  provocar con su PODER INFINITO, como Dios que era, un tsunami universal que nos obligara a ser como Dios quiere y a ser felices por obligación.

          Ni DIOS puede TOCAR nuestra LIBERTAD.

          Todo abuso de poder, aún el de Dios, no  CONQUISTA, avasalla y esclaviza.

          Jesucristo dejándose CRUCIFICAR  consiguió crear, no un tsunami, sino una marea silenciosa y persistente, de sudor, lágrimas y sobre todo  de  la SANGRE derramada en la CRUZ con la que ha conquistado y sigue conquistado lo más DIFÍCIL y deseable: Las VOLUNTADES y  CORAZONES de muchos.
        

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