Porque tenemos un cuerpo tan pedigüeño y exigente que en
cuanto nos olvidamos de darle de comer, protesta y nos tortura con el hambre.
Sin embargo el espíritu o alma, tan callada y tan modosita
que ni abre el pico para pedir agua y así andamos
desabridos, inquietos y parece que nos falta algo.¡¡Vaya si nos falta algo!!
El REZAR, pero no con cualquier rezo, como tampoco el comer por
comer sin que lo
disfrutemos y nos alimente de verdad.
Y es que el REZAR de verdad no consiste en recitar verbal o
mentalmente alguna oración rutinariamente y distraídos pensando en mil cosas y
con ganas de terminar.
Pero así como para las tres comidas dedicamos todo el tiempo
que haga falta, para tratar con Jesucristo o con la Virgen deberíamos,
concentrarnos en silencio, estemos en la Iglesia o en casa, pensando que estamos hablando nada menos que
CON DIOS y disfrutar de su COMPAÑÍA aunque no se le pida nada, creyendo
firmemente que Jesucristo ESTÁ a nuestro lado.
Bien claro nos prometió Jesucristo que ESTARÍA con nosotros
todos los días, y el ESTAR, significa presencia FÍSICA.
San Pablo decía: Vivo yo, ya no soy yo, es CRISTO quien VIVE
en mí.
Y Santa Teresa decía, Quien a Dios TIENE, nada le falta, sólo
Dios BASTA.
Y San Juan de la
Cruz decía: Mi alma se ha empleado y todo mi caudal a su
servicio, ya no guardo ganado ni ya tengo otro oficio, que ya sólo en AMAR es
mi EJERCICIO.
No hay comentarios:
Publicar un comentario