jueves, 23 de junio de 2016

¿POR QUÉ DIOS SIGUE CREANDO NUEVAS VIDAS?


            Porque en Dios, por encima de su Infinito Poder, está el AMOR que esencialmente es CREAR como la fuente más digna para DISFRUTAR.
        
            El placer que disfruta una pareja cuando por amor ENGENDRAN un hijo, no tiene parangón con el disfrute INFINITO que goza Dios por los millones de nuevas VIDA que diariamente CONCEDE.

           También parece ser que se están descubriendo nuevos planeta que antes no existían y es porque la vida de Dios es crear como a  nosotros nos deprime y aburre si no tenemos nada que hacer. 

         Un artista, posiblemente no sepa o no quiera expresarnos, por humildad, el placer que ha sentido si realmente ha CREADO una obra genial.

         Pero Dios  nos ha dicho que DISFRUTÓ al CREAR este maravilloso mundo y lo satisfecho que se siente al darnos continuamente esta casi infinita variedad y cantidad de alimentos cuando en el Libro de los Proverbios VIII, 31 dijo

         “RECREÁNDOME en el orbe de la tierra, siendo mis DELICIAS los hijos de los hombres”

¿Acaso puede haber mayor placer que el RECREARSE en lo que ha hecho y ser sus DELICIAS estar con los hijos de los hombres?

         Muy claramente le dijo Jesucristo a Nicodemo:

         “Tanto AMÓ Dios al mundo que le dio a su unigénito Hijo, para que todo el que crea en ÉL tenga la vida eterna”

         Si el AMOR humano es siempre es el no va más del PLACER ¿Cómo será el de Dios que por ESENCIA es AMOR?

         Jesucristo antes de subir a los Cielos dijo:

         “Yo ESTARÉ con vosotros todos los días hasta la consumación de los siglos”

         El ESTAR significa PRESENCIA física y nadie puede estar mucho tiempo con una persona si no es por AMOR.

         Esa PRESENCIA y AMOR de Jesucristo nos lo está dando en la EUCARISTÍA, porque bien claro dijo:

“El que come mi carne y bebe mi sangre MORA en mí y YO en él”.

Para podernos dar a comer su carne y beber su sangre la tuvo que derramar, en el Gólgota, como víctima propiciatoria 

         El amor de Jesucristo es tan DELICADO y HUMANO que para no angustiarnos con su REAL presencia cuando lo recibimos en la Eucaristía no quiere abrirnos los ojos porque si fuéramos conscientes de su GRANDEZA nos sentiríamos abrumados.

         ¿Cómo deberíamos RESPONDER a ese amor delicado y humano?

         ¿Con un si  “TE  VI,  no me ACUERDO”? Que por desgracia es lo que PERMANECE su presencia en nosotros cuando comulgamos?    

         Ojala pensáramos y dijéramos con frecuencia durante el día como San Pablo:
            
         VIVO YO, YA NO SOY YO, ES CRISTO QUIEN VIVE EN MÍ
         

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