jueves, 25 de agosto de 2016

¿POR QUÉ LA ESPERANZA ES LO PRIMERO Y LO ÚLTIMO QUE SE PIERDE?


           Porque de las tres virtudes teologales Fe, Esperanza y Caridad, nadie puede vivir sin Esperanza, creyente o no creyente, por aquello de que "Mientras haya vida habrá esperanza.

         Nada más tener uso de razón, lo primero que esperamos con más gusto recibir es un juguete, un regalo, una sorpresa.

         En cuanto se empieza a tener FE, y el esperar otra vida mejor, nos ayuda a vivir y soportar todos los contratiempos y en cuanto entramos en el Cielo se termina la esperanza porque ya hemos logrado lo tan esperado.

          Pero es que, aun no teniendo fe, no podremos vivir cuando en la noche oscura de la vida no esperemos el día luminoso

Si cuando tememos que algo malo nos suceda y no queremos hundirnos en la impotencia, no tendremos más remedio que acogernos a la Esperanza de que no suceda lo temido.

Para los creyentes que estén viviendo una vida, tan  buena como aburrida, o el que la esté pasando fatal, al esperar otra vida infinitamente mejor, se consolará sabiendo que esta vida es una mala noche en una mala posada, como decía Santa Teresa

El que se esté ahogando sin que nadie lo socorra; pero se agarra a la esperanza, como tabla de salvación, de que alguien lo socorra, seguirá nadando y nadando hasta el último minuto de vida.

Los que no esperen otra vida mejor, porque no tienen FE, tendrán motivos para pensar que la vida presente es una estafa y un engaño; pero los que lo estén pasando de película, el sólo pensar que lo perderán todo,  será un infierno adelantado.

Ahora estamos ESPERANDO que olvidando rencores, odios, rencillas particulares etc, etc,, prevalezca el Sentido Común el de ESTADO, y el BIEN de TODOS, y UNIDOS como en Fuente Ovejuna, podamos seguir progresando.

Pero para que esa ESPERANZA se convierta en REALIDAD tendremos que avivar nuestra FE en Dios, que lo puede todo y sin ÉL no podremos hacer nada.
  
Sepamos cómo Abraham vivió la esperanza hasta unos límites insospechados.

Todos sabemos que aunque Abraham nunca vio a Dios, mantuvo una relación tan cordial con Dios que un día le dijo: “Ambula coram me et esto perfectus” o sea camina en mi presencia y serás perfecto,  porque si caminamos siempre sin perder de vista a Dios, nos libraremos de muchos peligros.

Al enterarse Abraham que Dios quería destruir Sodoma, mantuvo un dialogo intentando rebajar hasta a los 10 justos de los 50 que imponía Dios para no destruirla.

Dios habiéndole prometido a Abraham en muchas ocasiones que él sería  padre de muchos pueblos y reinos a través de su descendencia  y aunque lo creyó,  nunca le preguntó a Dios, cómo se cumpliría tal promesa si estaba casado  con Sara, que era estéril.

Abraham con cien años y Sara con noventa, y después muchos avatares abrazaron por fin a su hijo Isaac.

Después de todo esto quiso probar Dios a Abraham y llamándole, dijo: Abraham y este dijo: Heme aquí.

Y le dijo Dios: Anda, toma a tu hijo, a tu unigénito, a quien tanto amas, a Isaac, y ve a la tierra de Moriah y ofrécemelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te indicaré.

Abraham, sin decir ni mus, (lo mismo que cualquiera de nosotros), se levantó de mañana, aparejó su asno y tomando dos mozos y a Isaac, partió la leña para el holocausto y se puso en camino para el lugar.

Al tercer día alzó Abraham sus ojos y vio de lejos el lugar y dijo a sus dos mozos. Quedaos aquí con el asno, yo y el niño iremos hasta allí y después de haber adorado volveremos a vosotros. (el volveremos demuestra que Abraham ya en su interior ESPERABA que no se cumpliría el holocausto)

Padre mío dijo Isaac, aquí llevamos el fuego y la leña; pero la res para el holocausto, ¿dónde está?

Dios PROVEERÁ de res para el holocausto, hijo mío y siguieron juntos.

Al llegar al lugar, alzó allí Abraham el altar y dispuso sobre él altar la leña, ató a su hijo y le puso sobre el altar, encima de la leña

Tomó el cuchillo y tendió luego su brazo para degollar a su hijo, pero le gritó desde el cielo de Yavé, diciéndole.

Abraham Abraham no extiendas tu brazo sobre el niño y no le hagas nada, porque ahora he visto que en verdad temes a Dios, pues por mí no has perdonado a tu hijo.

(Cosa que yo no haré con  mi hijo Jesucristo porque permitiré que sea  crucificado en holocausto por toda la humanidad y que tú ahora no comprenderías, si te lo diera, como tampoco lo comprenderán y lo valorarán quienes LO crucifiquen y lo seguirán crucificando)

¿Por qué Dios permitió que su hijo fuera crucificado? lo sabrán si leen este artículo mío publicado el 16 de Abril del 2011.


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