Nadie puede vivir sin desear algo,
una ilusión, un futuro, una meta importante y duradera.
Porque, si no, se camina sin mucho aliciente y con pocas fuerzas para
luchar contra las adversidades.
Cuanto más importante y duradero sea
ese futuro deseado, luchará con más fuerza y estimulo trabajará para
conseguirlo.
Que se lo pregunten al que habiendo
terminado una carrera, esté preparando unas oposiciones, sabiendo que si las consigue, tendrá buen trabajo y hasta que él
quiera.
Todo esto que es de tejas para abajo, los creyentes deberían
pensar y desear también, conseguir el futuro más importante de su vida, como el
conseguir la VIDA ETERNA.
Para muchos no creyentes; pero con
dudas, deberían pensar de vez en cuando en ese, para ellos, posible futuro, por
si existiera. ¿Qué trabajo le supondría esperar y desear un futuro de tal
calibre?
Para el ateo que sin pruebas niega
la existencia de Dios y por lo tanto no hay más futuro que el presente, su vida
se le acorta tanto que se hace esclavo de tales ambiciones terrenales y anda
tan a la deriva que se arrima el sol que más caliente venga de donde venga. Allá el con su vida y sus creencias
Pero el ateo ambicioso sin muchos
principios éticos y ningunos morales y religiosos, puesto que para él no existe
Dios, y que en muchos casos, lo que quiere es que Dios no exista para que lo que él piensa y desea, sean sus verdades y las
impongan a los demás si consigue algún cargo político
.¡¡Que Dios nos libre del tal ateo!
.¡¡Que Dios nos libre del tal ateo!
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