martes, 15 de noviembre de 2016

¿CUÁL ES LA SOLEDAD COMPARTIDA?


             
           Unas veces decimos que es mejor estar solo que mal acompañado

           Otras buscamos compañía como sea,  porque la soledad nos tormenta y no encontramos la adecuada, como sería la de Jesucristo.que también anda esperando que le visitemos en el Sagrario o acepte nuestra compañía cuando camina a nuestro lado y si así lo creemos y deseamos.

            Sepamos cómo la encontró un cartujo:
            
            Con la llegada de la tarde otoñal, un día más que ha muerto y al monje le queda un peldaño menos para la eternidad y en espera de tan ansiado momento, ve cómo se marcha cansado el día por el horizonte de su ventana.
            
            Sale de la celda para dar un paseo por las alamedas del rió que cruza el monasterio. Un libro lleva debajo del brazo y la SOLEDAD de la mano; pero que tan poca resistencia le hace al andar, que ni se da cuenta que no tiene con charlar.
             
            Abre el libro con devoción, no es un libro de rezos, es la misma PALABRA de DIOS. Se para,  no lee. El silencio tranquilo de la tarde se hace VOZ cariñosa de Dios:
            
            Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida,
            Buscad el Reino de Dios y su justicia y todo lo demás, se os dará por añadidura.
            Quien me ve a mí, ve al Padre.
            Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón.
            Venid a mí todos los que andáis angustiados con trabajos y cargas  yo os aliviaré.
            Dad y se os dará
            Yo soy el pan de la vida.
            Yo soy la luz del mundo
            ¿De qué le sirve al hombre ganar todo el mundo, si pierde su alma?
            Yo soy la Resurrección y la Vida.
            Mi Padre y yo somos uno.
            Si alguno me AMA guardará mi palabra y mi Padre le amará y VENDREMOS a él y haremos MORADA  en él.

            El alma le revienta las entrañas y tan hondo ha entrado la VOZ de Dios, que tiene que sentarse y darse cuenta que aún está en la tierra
          
            Mete la mano en el agua del río para refrescar su frente. Sentado y refrescado, se queda absorto en la corriente.
       
           Agua y pensamiento se dan la mano, y así parejas corren río abajo, una hacia el mar, la otra hacia la eternidad, sin que las detenga,  ni los obstáculos ni lo temporal: Tan fuerte es la atracción de la naturaleza y de Dios, cuando voluntariamente no se opone resistencia.

            Dios se sienta al lado del monje y se olvida de todas las maravillas que ha creado, al fin de cuentas, todas han salido de sus manos; pero el amor que LE tiene el monje es de su propia cosecha,  ni siquiera ÉL lo ha sembrado, aunque  bien es verdad, que si la tierra no hubiera sido regada con SU sangre, ninguna cosecha podría germinar. ¡Misterios de tal sementara!; pero que a Dios se le esponja el corazón, cuando uno de sus hijos LE devuelve lo que un día ÉL le diera sin exigirle la devolución.

           Al monje también le tiembla el corazón al sentir a su Dios tan cerca y saber que acepta de tan  buen grado su poquito de sincero amor;  pero que a Dios le parece mucho, porque sabe que el hombre para conseguir un grano de AMOR, tiene que cribar mucha TIERRA.
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