sábado, 19 de noviembre de 2016

¿Por qué una SOCIEDAD sin protocolos es una SUCIEDAD?



             Todos sabemos que protocolo es el comportamiento educado  que necesitamos para tratar con ciertas personas; pero al exigirnos cierta cultura o molestias, tiramos por la  calle del medio.     .

            Hace unos días habremos podido disfrutar, yo al menos, hasta me emocionó, ver a  un militar con todo su uniforme, estrellas y condecoraciones, inclinar su cabeza y con el saludo militar, estrechar las manos de la Princesa e Infanta de España. 

           Todo acto protocolario, dignifica y da  categoría.  
           
            Pero cuando nuestra convivencia social en lugar de ser cívica, o sea civilizada, se hace, MONTARAZ como es en el vestir, en el hablar, en el trato ineducado, grosero, tutearse de abajo  arriba, sin normas ni leyes, o sea sin protocolos,  no es que sea una SUCIEDAD, 

             Es el comienzo de un barullo, un desconcierto, una incoherencia que terminará en una anarquía para poder destruir lo establecido, sobre todo lo que Dios manda,

             Sepamos qué protocolo tendremos que usar para ponernos al habla con Dios y evitar esa posible anarquía.

            Sólo nos  pide Dios una cosa muy fácil, la FE porque no exige grandes razonamientos ni largos discursos; pero como estamos acostumbrados a sólo VER y PALPAR lo que nos rodea, se nos hace muy difícil creer y mucho más tratar con Dios a quien no VEMOS.

         Como la FE es el único protocolo con el que nos podemos comunicar con Dios, sólo a través de esa FE.

         Sabremos que Dios nos quiere comunicar que  EXISTE y nos AMA, no con palabras que se las puede llevar el viento, sino con los milagros que realiza continuamente, siempre que seamos capaces de  VER y PALPAR todo cuanto de maravilloso nos rodea.

        El día que teniendo una FE tan profunda con la   que consigamos sentir tan dentro de nosotros a Jesucristo,  bien recibiéndole en  la Eucaristía o siendo conscientes de que camina a nuestro lado, como lo creía el Salmista, o decía Santa Teresa de Jesús, que Dios también andaba entre los pucheros, habremos alcanzado un trocito de  cielo aun estando todavía en la tierra y viviendo en medio de una Sociedad SUCIA

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