En los Hechos de los Apóstoles capitulo 9 se cuenta lo siguiente:
“Saulo, respirando amenazas de muerte
contra los discípulos del Señor, se llegó al sumo sacerdote, pidiéndole cartas
de recomendación para las sinagogas de Damasco, a fin de que, si allí hallaba quienes siguiesen ese camino, hombres o
mujeres, los llevase atados a Jerusalén.
Cuando estaba de camino, sucedió que,
al acercarse a Damasco, se vio de repente rodeado de una luz del cielo; y al
caer a tierra, oyó una voz que decía: Saulo, Saulo. ¿Por qué me persigues? El
Contestó: ¿Quién eres, Señor?. Y EL: Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Levántate
y entra en la ciudad, y se te dirá lo que has de hacer.”
Desde ese momento, San Pablo se
convirtió de perseguidor de cristianos en ser
perseguido y atormentado, sufriendo, azotes, cárceles y toda clase de dificultades para
poder dar a conocer a Jesucristo y su doctrina. Y aún así dijo:
NADA ME PODRÁ APARTAR DEL AMOS A
CRISTO.
Alguien podrá pensar que después de
haber oído la misma voz de Jesucristo y ser escogido para tan alta misión, es normal que San Pablo le amara como lo amó
Pero nosotros que no hemos tenido ese privilegio
de oír a Jesucristo ni tampoco que se nos
haya pedido que hagamos y suframos lo mismo.´
¿Cómo podríamos y deberíamos amar a Jesucristo que no LO hemos oído?
¿Cómo podríamos y deberíamos amar a Jesucristo que no LO hemos oído?
Para eso deberíamos conocer mejor a
Jesucristo leyendo con frecuencia los Evangelios para darnos cuenta de lo que
ha hecho por nosotros, cómo nos ama y al sentirnos agradecidos, sentiremos más
AMOR.
Intentarán manipularnos, engañarnos con falsas
doctrinas, perseguirnos y hasta
matarnos; pero el AMOR a Cristo, si verdaderamente lo tenemos, y lo sentimos,
nadie nos lo podrá arrebatar porque estará muy dentro de nosotros aunque no LO hayamos oído.
No hay comentarios:
Publicar un comentario