lunes, 6 de marzo de 2017

¿A QUIÉN NO LE GUSTARÍA SER UN SABIO?

                
            Si sólo creemos  Sabio al que sabe mucho de todo porque ha estudiado y leído y vive de acuerdo con lo estudiado y leído, o es una  Eminencia en algo, queda claro que no todos podemos ser sabios, pero el que:

VIVA  con el Santo Temor de DIOS, que  es el Principio de la SABIDURÍA, será un verdadero SABIO, porque la Sabiduría es muy fácil de leer y muy difícil de practicar.
          
            Leamos  el capítulo 7 versículo 22 del Libro de la Sabiduría.

           “En la Sabiduría hay un ESPÍRITU
            Inteligente. Santo. Único y múltiple. Sutil.
            Ágil, Penetrante, Inmaculado, Claro. Inofensivo. Benévolo.
            Agudo, Libre. Bienhechor.
            Amante de los hombres, Estable. Seguro. Tranquilo.
            Todopoderoso. Omnisciente, que Penetra en todos los Espíritus.
            Inteligentes, Puros. Sutiles.
          
           Porque la Sabiduría es más ágil que todo cuanto se mueve, se difunde su pureza y lo penetra todo.

           Porque  es un hálito del poder DIVINO y una emanación pura de la gloria de Dios Omnipotente, por lo cual nada hay manchado en ella.

            Es el resplandor de la luz eterna, el espejo sin mancha del actuar de Dios, imagen de su bondad.

            Y siendo una, todo lo puede, y permaneciendo la misma, todo lo renueva, y a través de las edades, se derrama en las almas santas, haciendo amigos de Dios y Profetas

            Que Dios a nadie ama sino al que MORA  con la SABIDURÍA.”

            Luego queda de manifiesto que para ser UN SABIO no es necesario, tener mucho dinero, ni poder, ni fama, ni ser una eminencia ni haber hecho grades obras EXTERNAS; pero sí muchas acciones INTERNAS salidas de su colaboración con el ESPÍRITU de DIOS.

           
           

            

No hay comentarios: