Porque la vida, te pongas como te pongas, si es un caminar resignado, saltando obstáculos por arriba o por abajo, de costado o esperando ayuda; terminará, tarde o temprano el Cielo ganando.
¿Por qué cuando conocemos que alguien ha superado multitud de problemas que nos parecían insolubles, nos dan ánimo si estamos en situaciones semejantes?
Cuando estemos ante obstáculo insalvables y necesitemos ayuda, recordemos lo que Jesucristo que es Dios, dijo:
Venid a mi todos los que estáis fatigados y cargados. con trabajos y cargas que yo os aliviaré. Tomad sobre vosotros mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas, pues mi yugo es blando y mi carga ligera.
Cuando decimos que un ejemplo vale más que mil palabras, veamos como Jesucristo se RESIGNÓ voluntariamente a ser de las Tres Divinas Personas, el chivo expiatorio.
Teniendo que nacer no en un Palacio, sino en un Pesebre con todas sus consecuencias.
La resignación más Divina y
humanamente activa de Jesucristo la empezó desde un Huerto cuando suplicó:
“Padre aparta de mi es te cáliz; pero que no se haga MI voluntad
sino la tuya y para cumplirla, se puso en
camino del Gólgota para desde la Cruz demostrarnos que con resignación
activa nos DARÍA LA VIDA ETERNA. Gritando:
Padre ¿Por qué me has abandonado y
no has borrado de la faz de la tierra, no a esta pobre gente ignorante y
desagradecida que está pidiendo que me crucifiquen, y que los perdones, porque
no saben lo que hacen, sino a todos los que los
manipulan para su propio provecho porque ellos sí que saben lo que hacen?.
Todo esto nos demuestra que si queremos
conseguir la VIDA ETERNA no tendremos más remedio que aguantar todos los
chaparrones con el paraguas abierto y sin dejar de caminar.
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