Porque Jesucristo lo dijo aun sabiendo
que sus palabras se las llevaría el
viento.
Jesucristo el Domingo de Ramos entró
en Jerusalén montado, no en una carroza real, sino en un pollino, y fue
exaltado por una multitud entusiasmada.
Y el
Viernes Santo, esa misma
multitud, manipulada, como siempre, pidió su Crucifixión.
Y todo esto es porque desde que
nuestros primeros padres se dejaron engañar por Satanás creyendo que iban a ser,
como Dios, perdieron su libertad quedando ESCLAVIZADOS a ser manipulados y con
dificultades para conocer y seguir la verdad.
Bien es verdad que a muchos creyéndose poderosos, no
les interesa conocer la verdad y engañan a los ingenuos e inocentes para que
tampoco la puedan conocer.
Si hacemos un recorrido por la
historia comprobaremos que todos los que han querido cambiar el mundo, y los hay
que siguen deseando crear nuevos
paraísos, han terminado en un infierno, como dijo Nietzche.
Porque todos empiezan engañando a
los que, gracias a ellos, están donde están, diciéndole que Dios no existe, que
nada está prohibido y por lo tanto libres y que no hay más verdad ni leyes que las suyas, que son las que más les gustan.
¿Dónde estarán los Césares que
quisieron aniquilar el Cristianismo?
¿Y los que quisieron que únicamente
vivieran en su paraíso los de su raza, cuando todos somos iguales hijos de
Dios?
¿Y los que queriendo imitar la fraternidad y hermandad de los
primeros cristianos, crearon un Proletariado
sin Dios?
Por lo tanto, si queremos vivir LIBRES,
tendremos que aceptar con todas sus consecuencias que DIOS EXISTE y no dejarse
engañar.
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