Aunque siempre se ha dicho que el tiempo es oro, ahora
es como agua en un cesto, que se escurre sin dejar sedimento y cuando lo deja,
más valdría que no lo dejara.
El tiempo que se debe dedicar a lo más
importante, como es el trabajo, se hace de mala gana, aburridos, irresponsables, nada creativos,
pensando en dejar el tajo, las vacaciones y se convierte en un martirio, lo que
debería ser un placer, que sólo se aprecia cuando se va al paro.
El que empleamos en diversiones, y
otras francachelas es agua en un cesto que, muchas veces, deja algún sedimento,
como una resaca, agotamiento, sentimientos de culpas inconfesables,
arrepentimiento sin retorno, etc,
En las reuniones con amigos, compañeros
de trabajo o familiares, los chismorreos, las críticas, las calumnias y otras
¡¡genialidades!! son aguas que en el cesto de la convivencia dejan
unos residuos contaminantes, como podrían
ser sentimientos y deseos inconfesables o remordimientos, ya ineficaces.
El dedicado a la Telebasura y a otras
¡¡preciosidades!, es agua tan gorda que al no poderse filtrar, queda maloliente
en el cesto.
El que dedicamos al sueño, aunque es el más provechoso, rentable e insustituible,, es de BRONCE
El que dedicamos al sueño, aunque es el más provechoso, rentable e insustituible,, es de BRONCE
Cuando nos ponemos en contacto con la
naturaleza y contemplamos las maravillas creadas por Dios, o visitamos un
monumento o museo o leemos un buen libro o algún pasaje del Evangelio, sería
como darse un baño de espiritualidad y
cultura. A esto se le podría denominar: es de PLATA
Al único que se le puede apreciar como ORO,
es el que se dedique a conocer y BUSCAR a Dios, que es con el que al final de
cuentas, gastaremos todo nuestro TIEMPO y por toda la ETERNIDAD.
Lo que mucho vale, cuesta mucho, por
eso el TIEMPO que le dediquemos a Dios, es ORO molido.
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