Muchas veces, los actuales canales
televisivos nos aburren, nos atormentan, nos engañan y sólo nos matan el tiempo
y el “tiempo es oro”
No se puede negar ni impedir que los
gobiernos, los partidos, los grandes lobby tengan sus canales de televisión
para entretenernos, manipularnos, educarnos e intentar llevarnos por caminos,
unas veces, correctos; pero otras, más valdría que ni lo intentaran.
Como la TV es un negocio como otro cualquiera, están en su
derecho de ofrecernos, a través de tantas cadenas y canales, sus productos, a
veces, caducados, inservibles, insípidos y hasta perjudiciales.
Dios es el único que nos ofrece una TV,
de una calidad INSUPERABLE, y aunque dista de nosotros años luz, nos ha dotado de un aparato receptor
tan portentoso y sutil, que con sólo que abramos nuestro PENSAMIENTO
infinitamente más rápido que la luz, podemos conectar con el GRAN EMISOR en
milésimas de segundo.
¡Qué bien nos vendría que, al menos,
durante los espacios de publicidad, conectáramos con Dios pensando en lo que
dijo Jesucristo:
“Sin mí nada podéis hacer” o en aquello otro: “Si alguno me AMA, y guarda mi palabra, mi Padre lo amará y vendremos a él y haremos MORADA en él”!
“Sin mí nada podéis hacer” o en aquello otro: “Si alguno me AMA, y guarda mi palabra, mi Padre lo amará y vendremos a él y haremos MORADA en él”!
Si Dios ESTÁ con NOSOTROS, al menos
durante el rato que estemos pensando en EL, y por lo tanto AMÁNDOLE, nuestro
corazón se alegraría que es el motor de la vida.
Si el Profeta Isaías dijo en su
tiempo que la tierra estaba desolada
porque nadie pensaba en Dios, ¿Qué podría decir ahora que, por desgracia, la
mayoría, pasa de ÉL y si piensa en Dios, es para ofenderle?
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