miércoles, 24 de mayo de 2017

HAZ EL BIEN Y NO MIRES A QUIEN

El encuentro de Winston CHURCHILL con  FLEMING          

“El campesino de apellido FLEMING trabajaba en el campo, cuando de pronto escuchó unos gritos.

Corrió hacia el lugar y vio a un niño metidos en el fango.
        
Una vez, rescatado, el niño regresó a su casa.

         Al día siguiente, un lujoso carruaje se detuvo ante la humilde casa de campo de los Fleming.

         Se apeó el padre del niño salvado la víspera. El aristócrata dijo:

“Quiero recompensarlo por lo que hizo por mi hijo”

El campesino contestó: “No quiero ninguna recompensa; simplemente  hice lo que debía hacer”

El aristócrata respondió: “Ha de permitir que me haga cargo de la educación de su hijo. Si se parece a Vd, haremos una persona de provecho” Y se lo trajo a su casa.

Años después se licenció en medicina. Era el doctor Alexander Fleming. Pero la historia no acaba aquí.

El hijo del aristócrata, (el mismo que el campesino había salvado de pequeño), enfermó gravemente de una pulmonía. El doctor Alexander Fleming le inyectó penicilina, (descubierta por él, como sabemos) y le salvó la vida.

El hijo del aristócrata doblemente salvado por los Fleming – padre e hijo – era Winston Churchill, el famoso político ingles, primer ministro y Premio Nobel de Literatura.

El propio Churchill en su autobiografía cuenta los dos hechos afirmando:

 “Siempre recibimos a cambio… aquello que antes nosotros dimos. Hagamos el  bien y no miremos a quién”

     


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