miércoles, 2 de agosto de 2017

¿ POR QUÉ PARA ALCANZAR AMOR HAY QUE CONTEMPLAR?


            Como lo que importa de verdad en este mundo es el AMOR  aunque no se tenga salud ni dinero, tendremos que saber CONTEMPLAR para alcanzar ese “Amar y ser Amado por Dios”
           
             Ya que la Real Academia de la Lengua dice que Contemplar:
            
             “Es ocuparse con intensidad en pensar en Dios y considerar sus atributos divinos o los misterios de la religión”
            
              Por lo tanto si Pensamos o CONTEMPLAMOS  todas las maravillas que Dios como Padre, ha creado para nuestro disfrute gratuito

             ¿Se puede PENSAR en algo que supera todo entendimiento, como es el hecho de que todo un DIOS, se hiciera como uno de nosotros para Vivir, Morir, Resucitar y quedarse en la Eucaristía, y a nuestro lado, si así lo pensamos y no brote, al menos, un AMOR de agradecimiento?

           ¿Qué pocas veces PENSAMOS en las cosas de Dios para AMAR y sentirnos AMADOS por DIOS, cuando no perdemos ocasión de amar cuanto de caduco se  nos tercie queriendo ser amado por todos cuantos nos rodean?

            Cuando se contempla que en un matrimonio hay educación, buenos modales, tolerancia, cariño, dominio propio, sin enfados,  ninguno quiere tener siempre la razón, y en las discusiones inevitables, se razona y si es necesario, se pide perdón, es complaciente, se aceptan mutuamente los propios defectos y gustos, no ve siempre los defectos ajenos olvidando los propios

            Y si  se tratan como  quisieran ser tratados,  se muerden la lengua y no la usan para desahogarse con frases hirientes que pueden hacer más daño que cualquier acto violento.

            Si el sexo, que es un dulce y placentero regalo de Dios se usa en plena armonía   evitando se convierta en un caramelo envenenado.

            Entonces con todos estos comportamientos puede DARSE EL AMOR HUMANO, como plataforma para lanzarse buscando el AMOR DIVINO.

            Leamos lo que para conseguir ese  AMOR DIVINO, dejó escrito en la celda de un Monasterio:

        “Salí de la celda para dar un paseo por las alamedas del río que cruza el Monasterio, en donde estuve unos días contemplando y PENSANDO, en las cosas de Dios.

            Llevaba un libro debajo del brazo y la soledad de la mano; pero que tan poca resistencia me hacía al andar, que ni me daba cuenta que no tenía con quién charlar.
           
           Abrí el libro con devoción,  no era un libro de rezos, era la misma PALABRA de DIOS. 

            En el silencio tranquilo de la tarde, se hizo la VOZ cariñosa de DIOS y leí:
  
          “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida.
            Buscad el Reino de Dios y sus justicia y todo lo demás, se os dará por añadidura.
            Quien me ve a mí, ve al Padre.
            Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón.
            Venid a mí todos los que andáis angustiados con trabajos y cargas, yo os aliviaré.
            Dad y se os dará
            Yo soy el pan de la vida
            Yo soy la luz del mundo
            Yo soy la Resurrección y la vida.
            Si alguno me AMA, guardará mi palabra y mi Padre le AMARÁ y vendremos a él y haremos MORADA en él.

            Tan hondo  calaron en mi alma las Palabras como VOZ silenciosa de Dios, que tuve que sentarme y dame cuenta que aún estaba en la tierra.

            Metí la mano en el agua del río para refrescarme mi frente.

            Sentado y refrescado, me quedé absorto en la corriente.

            Agua y pensamiento se daban la mano, y así parejas corrían río abajo, una hacia el mar, la otra hacia la eternidad, sin que las detenga, ni ,los obstáculos ni lo temporal:

            Tan fuerte es la atracción de la naturaleza y de Dios, cuando voluntariamente no se opone resistencia”

            Estoy seguro que Dios se sentaría al lado del que escribió todo esto y se olvidaría de las maravillas que ha creado, al fin de cuentas, todas han salido de sus manos, pero que al comprobar que uno de sus hijos, LE  estaba devolviendo lo que un día ÉL diera sin exigirle la devolución, le ensanchó el corazón.

           También a él le temblaría el corazón al sentir a su Dios tan cerca y saber que aceptaba  de tan buen grado su poquito de sincero amor, pero que a Dios le parece mucho, porque sabe que el hombre para conseguir un grano de AMOR, tiene que cribar mucha TIERRA.


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