viernes, 15 de diciembre de 2017

DIOS QUE A TODOS NOS AMA, NO TODOS SOMOS DIGNOS DE SER AMADOS.

            Dios tiene demasiada capacidad para  tener en su corazón de Padre, los seis mil millones de hijos actuales, los pasados y los venideros.

         Pero una cosa es que nos ame a todos y otra muy distinta que nos  hagamos digno de un amor tan grande.

         Y los que no LO conozcan o no quieran conocerlo  ¿Cómo podrán ser AMADO?

       Todos los seres humanos, por muy atrasados, ignorantes y malas personas que sean, han sentido, alguna vez, en su interior, la creencia y, o, sospecha de que por encima de ellos hay algo superior y, además, no pueden ignorar la Ley natural del bien y del mal aunque con matices.

 Ante esta posibilidad, se podría pensar que no haría falta que los Misioneros los catequizaran, ignorando que su misión es darle a conocer que Dios ha bajado hasta nosotros para demostrarnos su amor y liberarlos de la esclavitud que, en muchas culturas paganas, sufren ante sus dioses, supersticiones y enseñarles y facilitarles el camino correcto de salvación, y al mismo tiempo, llevarles algo de cultura y progreso social.

 Dios no se conforma con un amor genérico, quiere un amor de INTIMIDAD y para que exista tal intimidad quiere que LE conozcan, por eso desea darse a conocer y San Pablo dijo: ¿Cómo lo van a conocer si no hay quien se lo enseñe?

         Para gozar de ese amor ahora y ETERNO, tendremos que haber tenido un comportamiento en consonancia con la persona ante la cual nos vamos a presentar.

         En una palabra: Dios nuestro Padre tiene capacidad suficiente para querernos a todos y cada uno como hijo PREDILECTO y por eso quiere que LE conozcamos y seamos dignos de tal privilegio.

         Ningún padre, por bueno que sea, puede imponer ese amor predilecto a un hijo que le ignore o le odie.

 Dios es PADRE de TODOS, siempre que TODOS seamos DIGNOS hijos.
 

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