sábado, 10 de febrero de 2018

¿POR QUÉ DESPUÉS DE UN INFORTUNIO NOS SUCEDE ALGO INESPERADO Y MARAVILLOSO?

        Porque Dios actúa mas como Padre que como Dios tratándonos  como niños a los que les encanta las buenas sorpresas.

         Nuestros Padres fueron ambiciosos, al querer ser como dioses y al no obedecer perdieron el Paraíso; pero ganaron la LIBERTAD.

         Porque si hubieran obedecido y no ambicionado ser como dioses, ahora disfrutaríamos de un Paraíso Terrenal, siempre lo mismo eternamente y con un cuerpo inmortal; pero al fin cuerpo…y veríamos a Dios; pero nunca podríamos participar de su ESENCIA que es el AMOR

         No todas las ambiciones son malas por aquello de que “La avaricia rompe el saco”

         Si no fuera por los muchos ambiciosos altruistas, aventureros, héroes y Santos el mundo no habría progresado.

         La obra CUMBRE de toda su Creación, fue el hacernos Dios a su imagen y semejanza,

Adán, Eva y Satanás ignoraban que Dios, en el fondo, lo que quería era  que fuéramos como  ÉL

Dios no fue menos ambicioso al querer disfrutar del amor HUMANO que le podríamos dar LIBREMENTE aquí  en la tierra, ya que en el MÁS ALLÁ no podríamos AMAR a Dios en libertad.

Y por eso decidió hacerse HOMBRE para que nosotros pudiéramos ser DIOSES.

Pero si para Dios, el tomar nuestra NATURALEZA, le supuso vivir la vida que vivió y morir como murió, para nosotros no podría ser más fácil porque lo que estaba en juego no era nada menos que llegar a ser como DIOS, participando de su DIVINA ESENCIA.

Dios no quería darnos gratis algo tan sublime, porque lo gratis no se aprecia y porque además algún mérito tendríamos que hacer para conseguir algo tan SUBLIME y ETERNO.

También quiso que aun en este mundo pudiéramos participar de su ESENCIA DIVINA  que es el AMOR puesto que bien claro dijo:

 “VENID a mi todos los que estéis angustiados con trabajos y cargas y yo os ALIVIARÉ”.

El VENID significa que sigue aquí ABAJO con nosotros

Y lo mismo cuando Dijo: Yo ESTARÉ con vosotros todos los días, porque el ESTAR requiere presencia física.

Esa presencia física la tenemos en la EUCARISTÍA, cuando dijo:

“El que COME mi carne y BEBE  mi sangre, MORA en mí y YO en ÉL”

           Y el MORAR en UNO es lo más unitivo.

Todo esto como es tan GRANDIOSO y al mismo tiempo tan fácil como es COMULGAR, se nos pasa casi desapercibido; pero no para Jesucristo porque cuando LO recibimos, ÉL sí que hace en nosotros su obra de AMOR silencioso y santificante.


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