jueves, 8 de febrero de 2018

¿QUIÉN PODRÍA CRITICAR A LA IGLESIA

             Pues todo el que lo quiera hacer ya que el criticar es lo que mejor se nos da, es lo más barato, vulgar, irresponsable y a veces lo más injusto porque sería como criticar a una Madre 

         Que únicamente DESEA que todos sus hijos sean buenos, honrados, trabajadores, cariñosos, inteligentes y religiosos

 Que se lleven bien con los hermanos, que atiendan  a sus padres, que no caigan en la droga ni en la promiscuidad sexual.

 Que no queden embarazadas y mucho menos que aborten, que puedan recibir una educación que les ayude a conseguir todas estas virtudes y que tuvieran  la suerte de ser gobernados por personas honradas, inteligentes, religiosas y que sobre todo lo hicieran  para el bien común de t

¿Quién tendría derecho a criticar a la Iglesia, que es la que desea todas estas cosas para sus hijos, puesto que es madre de todos  los creyentes y no creyentes?

Dada la libertad de expresión, todo el mundo puede hacer críticas y si son constructivas, no sólo puede, sino que debe.

Pero cuando es un insulto, un odio y, a veces, es más que una amenaza  como las que se están pronunciando en contra de la Iglesia: ¿Cómo se calificarían...?

A la Iglesia o más bien a sus componentes, se les puede criticar cuando sus comportamientos o trato con los demás no estén de acuerdo con lo que la Iglesia enseña y ellos no cumplen.

La Iglesia enseña y PROPONE; pero jamás IMPONE, por lo tanto deja plena libertad.

El que no la quiera seguir, allá él; pero nunca le dará derecho a critica y mucho  menos amenazar o intentar algo más.

El hecho de que sea muy difícil con seguir lo perfecto, no por eso, se debe santificar y dar por bueno, lo que intrínsicamente es malo y perjudicial para el individuo y la sociedad.

Hay que reconocer que para un pastor es más cómodo y fácil  sentarse a la bartola y dejar que el ganado se meta en sembrados donde  no debe, que estar pendiente y llevarlo controlado para bien del ganado y de los campos.

Se debe aspirar siempre a lo perfecto y, al menos, trabajar para ello, porque  inevitablemente vendrá el tío paco con la rebaja.

 Si nos predican y nos gobiernan sin principios morales y religiosos y por lo tanto en la mediocridad, acabaremos en lo rastrero.


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