viernes, 22 de junio de 2018

¿CÓMO ES POSIBLE QUE NOS COMAMOS A DIOS?

                           
              Aunque el sólo preguntar, parezca una una irreverencia, es la VERDAD más gratificante y MISTERIOSA y comprensible porque lo dijo no un lunático, sino un  HOMBRE, Jesucristo  que era DIOS y que VIVIÓ, MURIÓ,  RESUCITÓ y SIGUE con nosotros..

         “Yo soy el PAN vivo bajado del cielo: si alguno come de este pan, vivirá para siempre, y el pan que yo le daré es mi CARNE, vida del mundo.

         Disputaban entre sí los judíos, diciendo: ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne? Jesús les dijo:

         En verdad, en verdad os digo que si no coméis la CARNE del Hijo del hombre y no bebéis su SANGRE, no tendréis vida en vosotros.

         El que COME mi CARNE y BEBE mi SANGRE tiene la vida eterna y yo lo resucitaré el último día. Porque mi CARNE es verdadera comida y mi SANGRE  es verdadera vida.

         El que COME mi CARNE y BEBE mi SANGRE, está MÍ y YO en él.

         Luego de haberlo oído, muchos de sus discípulos dijeron:

         ¡Duras son estas palabras! ¿Quién puede oírlas?

         Conociendo Jesús que murmuraban de estos sus discípulos, les dijo:

         ¿Esto os escandaliza? Pues, qué sería si vierais al Hijo del hombre subir allí a donde estaba?

         Con más contundencia no pudo decir Jesucristo que cuando Comulguemos ESTARÁ con nosotros como DIOS que es.

         Pero ¿CÓMO y CUÁNDO?

La energía eléctrica está ENCERRADA en los cables día y noche  y sólo cuando unimos los dos polos se nos hace la LUZ

         Jesucristo, como Dios, es una energía oculta en la Eucaristía que sólo se nos manifiesta espiritualmente cuando unimos el polo INVISIBLE de nuestra FE al de la presencia real e INVISIBLE de JESUCRISTO que permanecerá OCULTO e INVISIBLE, aunque no conectemos nuestro polo.

Cuando LO recibamos en la Comunión si no aplicamos conscientes el polo de nuestra FE profunda, no se producirá la LUZ que ilumina, da calor y saldremos de la Iglesia a obscuras y fríos

         Cuando  PENSEMOS durante el día que luego RECIBIREMOS al mismísimo Dios y si de vez en cuando caemos en la cuenta de lo que hemos recibido, nuestra vida será otra cosa.

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