sábado, 21 de julio de 2018

NO LLEGA ANTES EL QUE VA MÁS RÁPIDO, SINO EL QUE SABE A DÓNDE VA


             Esto  que lo dijo Séneca, es lo que les  puede suceder a todos los que  quieren conseguir cuanto antes todo lo deseado, por aquello de que más vale pájaro en mano que ciento volando, pero muchas veces, el tener ilusión y desear algo IMPORTANTE, produce más placer que el disfrute de su posesión, porque fácilmente deja de gustar.

         Con tal de poseer algo rápidamente, puede que nos perdamos lo más importante por la impaciencia, porque el que espera se desespera.

         Saber elegir lo que sea más valioso y necesario, aunque se tenga que esperar, si se consigue al final, es lo que importa.

         Muchos, por adquirir pronto muchas riquezas, disfrutar de todos los placeres y tener más en este mundo, se olvidan de desear y ESPERAR lo que al final de la vida, es lo único que nos debería preocupar, como es el ENCUENTRO con Dios.

Es muy triste ver, a  personas  mayores,  que al sentirse viejos y sin fuerzas físicas para TENER y disfrutar, se conforman con ESPERAR  la muerte sin más.

 Por el hecho de que a los CREYENTES no les queda otra meta en la vida, que no sea la de VER a DIOS, deberían emplear todas las energías que les queden en  conocer y familiarizarse con Dios, que al mismo tiempo les serviría de terapia  en sus soledades en este mundo.  

¿Pero es que  existe otra vida mejor?

“Hoy mismo estarás conmigo en el PARAÍSO, le prometió Jesucristo al buen ladrón, porque  creyó y  ESPERÓ que Jesucristo llegara a su Reino, cuando estaba clavado en la cruz.

San Esteban, primer  mártir de la cristiandad, cuando era apedreado, lleno del Espíritu  Santo, miró al cielo y vio la gloria de Dios y a Jesús a la diestra de Dios, y dijo: “Estoy viendo los cielos abiertos y al Hijo del hombre en pie a la diestra de Dios”

San Pablo en su carta segunda a los Corintios, cuenta:

“Se de un hombre en Cristo que hace catorce años – si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, tampoco lo sé, Dios lo sabe – fue arrebatado hasta el tercer cielo; y sé que este hombre – si en el cuerpo o fuera del cuerpo, no lo sé, Dios lo sabe – fue arrebatado al paraíso y oyó palabras inefables que el hombre no puede decir”

Por lo tanto si con FE inquebrantable vivimos ESPERANDO el encuentro  FINAL con Dios y si entretanto PENSAMOS que Dios ESTÁ  a nuestro lado, gozaremos de una mejor vida. 

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