¿Qué ha hecho Jesucristo para que algunos no lo quieran ver ni en pintura, y anden pidiendo con tanta insistencia que sean eliminados los crucifijos?.
Si hubiera sido un asesino, un maltratador, un ladrón, o un personaje deleznable, a quien nadie debería apreciar y menos imitar, habría razones para no exponerlo; pero ha sido todo lo contrario.
Sería razonable que los que desean que sus hijos no vean un crucifijo manifestaran sus motivos y en qué les perjudicaría que sus hijos pudieran conocer y apreciar los valores tan humanos y tan provechosos para su educación integral, como sería la honradez, el sacrificio propio para llegar a ser unos hombres de provecho y no unos alcohólicos, drogadictos etc, etc, y el saberse sacrificar por los demás (ahora que tanto se habla de solidaridad).
Esos padres querrán que sus hijos le obedezcan, les amen y luego, cuando llegue el momento, les cuiden; pero si desde pequeñitos no han aprendido todas esas virtudes de sacrificio y entrega, que no se las pidan más tarde. “El arbolito, desde pequeñito”.
Si una imagen vale más que mil palabras. Ver a todo un Dios clavado injustamente en la cruz y encima perdonando a los que les estaban crucificando y haciéndolo todo por amor a todos los hombres, a cambio del amor de unos pocos y del desprecio de otros muchos.¿Existe imagen humana más impactante para los no creyentes?.
Este desprecio del Crucifijo, debería despertar en nosotros los creyentes y amantes de Jesucristo un nuevo sentimiento de adoración mirándolo con nueva atención y sobre todo procurando que nuestras vidas estén en consonancia con lo que representa para nosotros Cristo crucificado.
Sería la mejor campaña contra la Cristofobia.
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