sábado, 25 de julio de 2009

¿SE CUMPLEN LAS PROFECÍAS?

Después de la destrucción de las torres gemelas en Nueva York, apareció en Televisión un señor diciendo que Nostradamus profetizó en el siglo XVI que en nuestro tiempo, unos pájaros de fuego destruirían unos monumentos gemelos y que sería el inicio de una guerra mundial. Esto es lo que más o menos recuerdo de aquel reportaje televisivo.

Dudo que Nostradamus, médico y astrólogo francés, llamado Michel de Notre-Dame profetizara tal suceso; pero se están dando bastantes motivos iniciales para que esto se cumpla con tantas amenazas nucleares, aunque no sea inminente.

La Virgen de Fátima en sus apariciones dijo que cuando se observara una gran señal en el cielo, sería el comienzo de una gran guerra, que fue la del año 1.945.

Esa célebre señal del cielo, yo la contemplé de pequeño, todo asustado, cuando una noche muy fría de invierno del 1.939, si mal no recuerdo, apareció en el cielo como una nube roja, que nos sobrecogió y luego supimos que había sido una Aurora Boreal.

Se dice que algunas profecías se hacen para que no se cumplan.

Dios ordenó al profeta Jonás que fuera a Nínive y profetizara que sería destruida. Jonás desobedeciendo a Yavé, se embarcó para Tarsis; pero al saber los tripulantes que la tormenta que se desencadenó, era por su desobediencia, ordenaron que fuera arrojado al mar en donde un pez lo tragó y al tercer día lo arrojó en la playa.

Jonás volvió a Nínive, ciudad tan grande que se tardaban tres días en poderla cruzar y, al predicar que en cuarenta días sería destruida, los ninivitas, con su rey a la cabeza, hicieron penitencia, enderezaron sus vidas y no se cumplió la profecía.

Sodoma y Gomorra fueron aniquiladas porque a pesar de los ruegos de Abrahán para reducir el número de justos que debía haber entre los sodomitas, al no llegar ni siquiera a diez justos, Dios hizo llover azufre y fuego.

No sabemos si Nostradamus profetizó una nueva guerra mundial y lo hizo para que no se cumpliera, si los responsables que nos dirigen hacen todo lo que Dios manda, de lo contrario, cabe la posibilidad de que se cumpla.

Sólo nos queda el “A Dios rogando y con el mazo dando” y si tanto miedo tenemos, procuremos enderezar nuestras vidas para aumentar el número de justos en la tierra porque, al paso que vamos, me temo que cuando Dios realice un censo encontrará muy pocos y se cumplirá la profecía.

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