Como lo que importa de verdad en
este mundo es el AMOR aunque no se tenga
salud ni dinero, tendremos
que saber CONTEMPLAR para alcanzar ese “Amar y ser Amado por Dios”
Ya que la Real Academia de la Lengua dice
que Contemplar:
“Es ocuparse con intensidad en
pensar en Dios y considerar sus atributos divinos o los misterios de la
religión”
Por lo tanto si Pensamos o
CONTEMPLAMOS todas las maravillas que
Dios como Padre, ha creado para nuestro disfrute gratuito
¿Se puede PENSAR en algo que supera todo entendimiento, como es el hecho de que todo un DIOS, se hiciera como uno de nosotros para Vivir, Morir, Resucitar y quedarse en la Eucaristía, y a nuestro lado, si así lo pensamos y no brote, al menos, un AMOR de
agradecimiento?
¿Qué pocas veces PENSAMOS en las
cosas de Dios para AMAR y sentirnos AMADOS por DIOS, cuando no perdemos ocasión
de amar cuanto de caduco se nos tercie
queriendo ser amado por todos cuantos nos rodean?
Cuando se contempla que en un
matrimonio hay educación, buenos modales, tolerancia, cariño, dominio propio,
sin enfados, ninguno quiere tener siempre la razón, y en las discusiones
inevitables, se razona y si es necesario, se pide perdón, es complaciente, se
aceptan mutuamente los propios defectos y gustos, no ve siempre los defectos
ajenos olvidando los propios
Y si se tratan como quisieran ser tratados, se muerden la lengua y no la usan para desahogarse con frases hirientes que pueden hacer más daño que cualquier acto
violento.
Si el sexo, que es un dulce y placentero regalo de Dios se usa en plena armonía evitando se convierta en un caramelo envenenado.
Entonces con todos estos
comportamientos puede DARSE EL AMOR HUMANO, como plataforma para lanzarse buscando el AMOR DIVINO.
Leamos lo que para
conseguir ese AMOR DIVINO, dejó escrito en la celda de un Monasterio:
“Salí de la celda para dar un paseo por
las alamedas del río que cruza el Monasterio, en donde estuve unos días contemplando
y PENSANDO, en las cosas de Dios.
Llevaba un libro debajo del brazo y
la soledad de la mano; pero que tan poca resistencia me hacía al andar, que ni
me daba cuenta que no tenía con quién charlar.
Abrí el libro con devoción, no era un libro de rezos, era la misma
PALABRA de DIOS.
En el silencio tranquilo de la tarde, se hizo la VOZ cariñosa
de DIOS y leí:
“Yo soy el Camino, la Verdad y la
Vida.
Buscad el Reino de Dios y sus
justicia y todo lo demás, se os dará por añadidura.
Quien me ve a mí, ve al Padre.
Aprended de mí que soy manso y
humilde de corazón.
Venid a mí todos los que andáis
angustiados con trabajos y cargas, yo os aliviaré.
Dad y se os dará
Yo soy el pan de la vida
Yo soy la luz del mundo
Yo soy la Resurrección y la vida.
Si alguno me AMA, guardará mi
palabra y mi Padre le AMARÁ y vendremos a él y haremos MORADA en él.
Tan hondo calaron en mi alma las
Palabras como VOZ silenciosa de Dios, que tuve que sentarme y dame cuenta que
aún estaba en la tierra.
Metí la mano en el agua del río para
refrescarme mi frente.
Sentado y refrescado, me quedé
absorto en la corriente.
Agua y pensamiento se daban la mano,
y así parejas corrían río abajo, una hacia el mar, la otra hacia la eternidad,
sin que las detenga, ni ,los obstáculos ni lo temporal:
Tan fuerte es la atracción de la
naturaleza y de Dios, cuando voluntariamente no se opone resistencia”
Estoy seguro que Dios se sentaría al
lado del que escribió todo esto y se olvidaría de las maravillas que ha
creado, al fin de cuentas, todas han salido de sus manos, pero que al comprobar que uno de sus
hijos, LE estaba devolviendo lo que un día ÉL diera sin exigirle la devolución, le ensanchó el corazón.
También a él le temblaría el corazón
al sentir a su Dios tan cerca y saber que aceptaba de tan buen grado su poquito
de sincero amor, pero que a Dios le parece mucho, porque sabe que el hombre
para conseguir un grano de AMOR, tiene que cribar mucha TIERRA.