sábado, 5 de septiembre de 2009

TODO LO OCULTO SE SABRA

“Nada hay oculto que no llegue a descubrirse, ni secreto que no venga a conocerse.” Terribles palabras de Jesucristo si éstas se cumplieran aquí en la tierra.

¿Qué sería de nosotros si tarde o temprano se hicieran publicas y manifiestas todas nuestras maldades, engaños, mentiras, calumnias, injusticias, infidelidades, deslealtades, malos pensamientos y deseos y sobre todo aquellos pecados que ni nosotros mismos queremos recordar por lo abominable y vergonzosos que puedan ser?

Si esto se realizara entre nosotros en su totalidad, la convivencia sería un caos: pero, de vez en cuando, sí que sale a la luz pública algo de esto.

Estas palabras de Jesucristo se cumplirán cuando nos presentemos ante Dios que nos pondrá al descubierto a cada uno lo más profundo e íntimo de nuestra iniquidad.

No moriremos de vergüenza y de asco porque Dios nos perdonará al escuchar de nuestros labios el Salmo 50:

Apiádate de mi, oh Dios por tu bondad.
Por tu gran misericordia, borra mi culpa.
Lávame enteramente mi delito.
Y límpiame de mi pecado.
Pues reconozco mi culpa,
y mi pecado está siempre delante de mí
Rocíame con hisopo, y seré limpio.
Lávame, y quedaré más blanco que la nieve.

Si haciendo creencia-ficción, se cumplieran al pie de la letra las palabras de Jesucristo en aquellos que, por su soberbia, no han querido, o querido reconocerse pecadores y, no han implorado la misericordia de Dios y por lo tanto, tuvieran que verse ETERNAMENTE como seres inmundos y rodeados por otros tantos iguales, tan sólo esto sería un infierno insoportable, no haría falta el fuego.

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