miércoles, 2 de diciembre de 2009

AMOR EN LA DISTANCIA

Hoy día se han acortado tanto las distancias gracias a los viajes supersónicos, satélites, estaciones espaciales, teléfonos móviles y mandos a distancia, que puede que llegue el tiempo, como ciencia ficción, en que con un mando a distancia nos podamos desplazar y andemos por lo aires como las ondas invisibles de las teles y móviles, que si todo ese enjambre de ondas se llegaran a hacer visibles, nos ocultarían el sol y nos volveríamos locos por el cruce de millones de imágenes y conversaciones.

Todos estos adelantos científicos nos están demostrando que el amor también se puede ejercer a distancia, aunque esto ha existido siempre.

Que se lo pregunten a los que están lejos de su patria, pueblo o familia y nos dirán que el amor en lejanía es el tristemente alegre.

Ya el mismo Jesucristo realizó milagros, casi como un mando a distancia: Leamos el siguiente relato evangélico:

“Había allí un cortesano cuyo hijo estaba enfermo en Cafarnaúm. Oyendo que llegaba Jesús de Judea a Galilea, salió a su encuentro y le rogó que bajase y curase a su hijo, que estaba para morir.

Jesús le dijo: Si no viéreis señales y prodigios, no creéis. Díjole el cortesano: Señor, baja antes de que mi hijo muera. Jesús le dijo: Vete, tu hijo vive. Creyó el hombre en la palabra que le dijo Jesús y se fue.

Ya bajaba él, cuando le salieron al encuentro sus siervos, diciéndole: Tu hijo vive. Les preguntó la hora en que se había puesto mejor, y le dijeron: Ayer a la hora séptima le dejó la fiebre. Conoció el padre que aquella misma hora, era la hora en que Jesús le dijo: Tu hijo vive, y creyó él y toda su casa.”

El amor a distancia más importante y gratificante es el AMOR a DIOS, que está más cerca de lo que creemos. Está a tiro de pensamiento.

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