jueves, 10 de diciembre de 2009

NOS REBELAMOS CONTRA TODO A TIEMPO PARCIAL

Nada más nacer, arrancamos a llorar, previo unos azotes, en rebelión contra la vida que recibimos. ¿Por qué no salimos sonriendo?

El que sonríe ante cualquier circunstancia adversa es que la acepta, y el que llora o se enfada, es porque quiere imponer su voluntad.

¿A quién no le gustaría imponer siempre su voluntad?

Si fuéramos más sumisos y no tan rebeldes y tan impositivos, seríamos más felices y viviríamos en paz y armonía.

Con lo rebeldes y mandones que somos, a veces, nos sometemos como borregos a todas las modas por estúpidas y estrafalarias que sean.

Aceptamos encantados los criterios y costumbres de los amigos, que, a veces no son de mucho fiar.

Obedecemos sin rechistar lo que ciertos gobiernos nos proponen y aceptamos sus leyes, sobre todo las permisivas, sin darnos cuenta que, tarde o temprano, nos perjudicarán.

Por desgracia para el futuro de los hijos, es el que casi siempre, al que menos obedecen es a los padres y honrados e inteligentes profesores despreciándolos como retrógrados y anticuados.

Con quien más nos rebelamos, para nuestra desgracia, es con Dios y sus mandamientos y a toda costa desearíamos que se cumplieran nuestros caprichos y deseos y nuca lo que Dios nos MANDA.

Si queremos vivir con cierta paz y tranquilidad en este mundo, no nos queda más remedio que aceptar humildemente y con resignación la VOLUNTAD de DIOS, obedeciendo sus Leyes que nos parecen prohibitivas y son las más permisivas porque son exclusivamente para nuestro bienestar presente y sobre todo FUTURO.

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