jueves, 7 de enero de 2010

REZAR ¿Para qué?

Pues para hacer lo más sencillo, y fácil, como sería ponerse al habla, no con alguien inaccesible, sino nada menos que con Dios TODOPODEROSO.

Es también lo que pensamos muchas veces, sobre todo cuando Dios no nos concede lo que le pedimos, sin darnos cuenta que, aunque tarde en darnos lo que le pedimos, al final lo conseguimos; pero no como lo deseábamos.

El rezar no es sólo para pedir favores, es para algo más importante, como es el elevar nuestro pensamiento a lo más transcendente.

Sería como realizar un vuelo de águila para valorar los problemas y miserias que nos rodean en su justa medida y así evitar que nos atosiguen.

Si fuéramos capaces de poner nuestro pensamiento en Dios, (que eso es rezar) en momentos de angustia, donde todo se ve negro y sin salida, o, reflexionar (que es otro modo de rezar) que Dios es infinitamente PODEROSO y sobre todo PADRE, conseguiríamos momentos tranquilos y felices.

Arrastrados por la corriente impetuosa del acontecer diario, no sabemos apartarnos en la orilla de esa corriente, dejar pasar los acontecimientos hasta que sosegados, recordemos las promesas de Jesucristo:

“Si alguno me ama y guarda mis palabras, (esto sí que es rezar) mi Padre le amará y vendremos a él y haremos morada en él”.

Si somos conscientes de que Dios está con nosotros ¿Quién o qué contra nosotros?

¿Quién no querría tener un íntimo amigo, poderoso, a sabiendas que en todo momento nos ayudaría a cambio de nada, bueno sí, a cambio de un poco de nuestro afecto y amor?

Ese amigo sería Jesucristo que es Dios y vive. ¡¡¡Si tuviéramos una pizca de fe!!!...

No hay comentarios: