Esto que parece una manifiesta contradicción, (un condenado, no puede ser feliz) es una gozosa y triste realidad.
Nacemos condenados a una vida feliz o desgraciada y en muchas ocasiones nos condenamos para ser felices.
Al enamorarse de alguien, ya se está encadenando felizmente.
El drogadicto se condena para disfrutar
Los que forman una pareja y tienen hijos, se condenan gozosos entre ellos y cuidan de sus hijos.
Los hijos quedan encadenados a sus padres y son felices.
El que encuentra un empleo, se esclaviza y se siente feliz porque ha conseguido el trabajo tan deseado.
La misma tierra está condenada a depender del Sol, del aire, de las lluvias, y sólo se siente feliz dando sus frutos.
¿Por qué sucede todo esto?
Si una imagen vale más que mil palabras, al comprobar cómo nos condenamos voluntariamente a una felicidad o infelicidad, nos está diciendo que si venimos a este mundo es para morir CONDENADOS a una vida FELIZ o INFELIZ, eternamente y en gran parte depende de nosotros.
viernes, 16 de julio de 2010
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