martes, 15 de marzo de 2011

A veces, se CUMPLEN ciertas PREFERENCIAS

Yo iba a la escuela pública de mi pueblo y era el único católico, los demás, eran lo que eran y me cantaban la siguiente coplilla:

Alanti Pómporo, de la Rioja, bandera roja, la que triunfará, la bandera roja la que triunfara, arriba el comunismo y la libertad, Arriba Lenin bajo burgués, la revolución tendrá que vencer.

Como no estaba de acuerdo con sus ideas y sobre todo porque les decía, según oía en mi casa, que habían ganado las elecciones de mala manera, decidieron vengarse de mi.

Al salir de la escuela, me rodearon unos cuantos y me amenazaron con darme una paliza si no les daba la razón.

Me quejé al Maestro que no debió hacerme mucho caso y al contárselo a mi madre, ignoro en qué términos lo hice, decidió sacarme de la escuela.

Yo era huérfano de padre y el último de 12 hermanos.

El tal Maestro, al terminar la guerra, una hija que era guapísima, se enamoró de un chico de Acción Católica y al enterarse, exclamó:

“PREFIERO ver a mi hija MUERTA, antes de verla ENTRAR en una IGLESIA.”

Un día, al montar en la moto del novio que se habían aparcado junto a la carretera cerca de un poste, al arrancar, como iba sentada a la grupa, se venció hacia atrás, se estrelló contra el poste y allí se quedó.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ser prudente en el hablar y el decir tiene fruto de la tranquilidad de conciencia en momentos dificiles en que la vida pega duro.
La soberbia es mala compañera.
La Fe ayuda a sobrellevarlos mejor.