sábado, 16 de julio de 2011

VIVIMOS EN LA ANTESALA DEL PURGATORIO, EL INFIERNO Y LA GLORIA

Los que no crean que existe el Purgatorio, el Infierno y la Gloria, no podrán negar que en este mundo, unos más, otros menos, han sufrido momentos de Purgatorio (cualquier dolor, sufrimiento o angustia temporal), o de Infierno (una tragedia irreparable que angustia y se hace eterna), o momentos de GORIA (acertar una primitiva millonaria).

Han existido, existen y existirán personas tan malvadas que aunque no hubiera infierno, habría que haberlo creado para castigarlos.

Casi nadie piensa en su muerte y sin embargo todos los días vivimos un ENSAYO.

Cuando nos dormimos, entramos voluntariamente y con deseo en otro mundo real y desconocido en donde soñamos vivencias inverosímiles. A veces pueden ser placenteras y prefigura de la GLORIA y las pesadillas del INFIERNO.

Todas las HORAS de sueño nos parecen SEGUNDOS y no nos aburrimos porque también es prefigura de la ETERNIDAD.

Todos estos acontecimientos empíricos, reales e ineludibles, nos deberían encender, al menos, una LUCECITA de FE para los no creyentes y una confirmación más de nuestras creencias fundadas en la Sagrada Escritura.

El PURGATORIO es el sufrimiento de las almas que no se condenan; pero tienen que purificarse.

En el segundo libro de los Macabeos se dice que con las limosnas a favor de los muertos, éstos quedan liberados de sus pecados.

Ya en el siglo II se ofrecía la Eucaristía por los difuntos.

San Pablo indica que hay purificación más allá de la muerte, y supone que se puede ayudar a los muertos, pues pide por Onesíforo, ya muerto.

El INFIERNO es el conjunto de todos los males sin mezcla de bien alguno.

Jesucristo habla en el Evangelio quince veces del INFIERNO y catorce veces dice que en el infierno hay FUEGO.

“Id malditos al fuego ETERNO” sentenció una vez Jesucristo.

El CIELO es el conjunto de todos los bienes sin mezcla de mal alguno.

Cuando Jesucristo, desde la Cruz le dijo al buen ladrón: “Hoy mismo estarás conmigo en el PARAÍSO estaba declarando abiertamente que existe el CIELO."

A Nicodemo, le dijo:

“A la manera que Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es preciso que sea levantado el Hijo del hombre, para que todo el que creyere en EL tenga la VIDA ETERNA.”

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