sábado, 7 de enero de 2012

¿Para qué ORAR O REZAR?

Cuando éramos pequeños, se nos decía en el Catecismo que era para elevar el corazón a Dios y pedirle mercedes.

Si ya de mayores leemos el Evangelio nos encontramos con el siguiente pasaje:

“Cuando oréis no seáis como los hipócritas, que gustan de orar de pie en las sinagogas y en los ángulos de las plazas para ser vistos de los hombres.

Tú cuando ores, entra en tu cámara y CERRADA la puerta, ORA a tu PADRE, que está en lo secreto y tu PADRE, que ve en lo escondido, te RECOMPENSARÁ.”(Mt,6)

Jesucristo bien claro nos dice el COMO hay que orar y el PARA QUE.

Como unos ejemplos valen más que mil palabras, veamos cómo algunos vivieron los consejos de Jesucristo:

Un día el jesuita Padre Rubio, ya canonizado, caminaba tan unido a Jesucristo que al subir en Madrid al tranvía pidió DOS billetes con el asombro del conductor que sólo estaba viendo a UNO.

Santa Teresa decía que hasta entre los pucheros ANDABA Dios.

San Pablo decía: “Vivo yo, ya no soy yo, es CRISTO quien vive en mí.”

San Juan de la Cruz así poetizaba:

“Mi alma se ha empleado
y todo mi caudal en su servicio.
Ya no guardo ganado,
ni ya tengo otro oficio;
que ya sólo en AMAR es mi ejercicio.
Y volé tan alto, tan alto que le dí a la CAZA alcance.”

Nos haría más falta el ORAR o REZAR que el comer, dormir y divertirnos si queremos disfrutar de una vida más EQUILIBRADA y tranquila y con un futuro INMEJORABLE.

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