Porque quiso demostrarnos que moría para SALVARNOS a todos,
buenos y malos y el hecho de que fueran tres cruces, nos demostraría que sólo
hay tres ACTITUDES ante la muerte.
Y porque ya que todos buenos y malos moriremos CRUCIFICADOS,
que eso es la MUERTE ;
también todos RESURIZAREMOS para bien o
para mal y eternamente.
Uno de los crucificados que estaba al lado de Jesús fue el
ladrón que olvidándose de todos los males que había hecho, encima se BURLABA de
Jesucristo y LE EXIGÍA que lo liberara.
¿Cuántos, por desgracia, morirán con esta ACTITUD inútil,
triste, injusta e irracional ante la muerte inevitable?
El otro crucificado, llamado el Buen Ladrón, ARREPENTIDO de
sus delitos, reprendiendo a su compañero, reconociendo la inocencia de Jesús y
creyendo en SU poder, LE suplicó:
Acuérdate de mí cuando llegues a tu reino, y
oyó de la boca de Jesús lo que todos desearíamos percibir ante la muerte: HOY ESTARÁS CONMIGO EN EL PARAÍSO.
Esta debería ser la única actitud humilde, creyente y
razonable de todo el que quiera pasar de la MUERTE a la RESURRECCIÓN.
En medio de estas dos ACTITUDES está la de Jesucristo, que
siendo Dios y por lo tanto el Todopoderoso, se dejó crucificar tan
ignominiosamente y encima perdonando a los que les crucificaban.
Jesucristo y todos los
que por amor a ÉL, le imitaron y dieron sus
vidas por ÉL están hoy donde todos desearíamos estar tarde o temprano.
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