sábado, 5 de noviembre de 2016

¿DE QUÉ NOS SIRVE COMULGAR?

          Es posible que se haga esta pregunta alguno de los que van a Misa y vea que muchos de los que comulgan se acerquen a recibir a Jesucristo como un acto más de protocolo.

¿Nos hacemos esta pregunta los que a diario comulgamos?

Nos haría muy bien recordar los que San Juan dejó escrito en el capítulo 6ª versículo 48.

“Yo soy el pan de vida, vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron.

Este es el pan que baja del cielo, para que el que lo coma no muera.

Yo soy el pan vivo bajado del cielo.

Si alguno come de este pan, vivirá para siempre y el pan que yo le daré es mi  carne, vida del mundo..

Disputaban entre sí los judíos, diciendo:

¿Cómo puede este darnos a comer su carne?.

Jesús les dijo: En verdad, en verdad, os digo que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre no tendréis vida en vosotros.

El que come mi carne y bebe mi sangre tiene la vida eterna y yo ,lo resucitaré el último día.

El que COME mi carne y BEBE mi sangre ESTÁ en MI y YO en él.
¿Se puede dar más intimidad si el ESTAR significa presencia física?

Pues por desgracia, muchas veces, la comunión nos sirve de poco, en apariencia, porque aunque no lo sintamos, allí ESTÁ DIOS oculto  alimentándonos, como nos puede suceder cuando comemos sin gusto.



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