jueves, 17 de noviembre de 2016

LA MISTERIOSA MISIÓN DE UNA GOTA DE AGUA


                   .
           Viajaba yo bien arropadita en las nubes una tarde muy fría de invierno, cuando me picó la curiosidad, y me asomé tanto a ver cómo era la tierra, que resbalé y empecé a caer mansamente en forna de diminuto copo de nieve.

            De pronto, una voz, desde arriba; me gritó:

           - Gotita, no te ENTREGUES al primero que te solicite, hazte valer. Llevas una MISIÓN muy importante que cumplir.

            No había de escuchar,cuando me encontré suavemente recostada en el picacho de una sierra escarpada. Hacía un frío de mil diablos.

            Por fin llegó la primavera. El sol,empezaba a calentar lo suyo y `por aquello de que: "La sangre altera" empecé a sentir ganas de desperezarme y correr alguna aventurilla: pero al  primer bostezo que dí, me encontré dando tumbos risco abajo y fui a dar a una pequeña garganta.

             Nadando toda plácida, acariciada por los rayos de sol. cuando una campanita, metida de patitas en el agua, me pidió me quedara con ella para hacerle compañía.

             A punto estuve de sucumbir, por dejarme llevar de mi compasión. ¡Si al menos hubiera sido un campanito...¡

             ¡Qué tentación, Dios mío, qué tentación sentí¡ de mandar a la porra mi futura misión y gastarme ya.

              Estaba en la ribera columpiándose en una rama de brezo, un diminuto ruiseñor, que cantaba... ¡Santo Dios , cómo cantaba el condenao¡. Yo me quedé embelesada oyéndole cantar. Perdí la noción del tiempo arrullada por su divino arpegiar. Cuando seca su garganta.metió el pico en el agua, me dieron ganas de entregarme para refrescar las cuerdas invisiblemente orquestales de aquel precioso ruiseñor, y pagar  gratis en aquella "Scala de Milán" improvisada y campestre.

             Con mucho alboroto me metieron me metieron en un caudaloso río ancho y profundo y con unos torbellinos y cascadas tan enormes que casi me ahogo.

             A lo lejos divisé una gran presa y noté que ya no andaba tan holgadita. Aquello so ponía apretado y no dejaban de empujar hacia la pared de la presa. Apenas se podía respirar.

            Me puse muy triste al pensar que mi misión había quedado truncada, pues allí poco porvenir vislumbraba.

           Presentí que se acercaba la hora de cumplir mi misión y que en breve saldría de aquella encerrona, y efectivamente, un día abrieron una exclusa que conducía a una acequia por donde corríamos sembrando la vida la sed de las tierras calcinadas por la sequía y dando de beber a los animales extenuados.

           Me sentí absorbida por la tierra, sin saber a dónde iba. Ciertamente mi misión debía ser muy importante, cuando me hacía  aquella "Noche obscura del alma" y sentir una "Llama de fuego de amor vivo..." por salir de nuevo a la luz.

          Sin darme cuenta, me vi manando por una fuente muy recoleta, en el preciso momento en que un monjita me recogía en una diminuta jarrita y me apretaba contra su seno  con mucho mimo, como para darme calor, era una mañana muy fría de invierno, y ella iba casi descalza pisando la nieve del jardín.

          Me depositó sobre el altar de su capillita. Desde allí vi cosas... que no había visto en mi largo caminar...Aprecié auténtico amor al Creador, pobreza de la verdadera, no se malgastaba ni una gota de agua.

         De nuevo, me resbalé; pero ahora para caer en un cáliz.LA FE HECHA PALABRA me acarició como un susurro... Un escalofrío se apoderó de mí, SIN DEJAR DE SER YO,.. noté que ya no era yo, me había convertido en SANGRE DE DIOS, junto con el fruto de la vid y del trabajo del hombre,

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