lunes, 30 de noviembre de 2009

UNO QUE QUISO SER COMO DIOS

Nuestros primeros padres al querer ser como Dios, fueron arrojados del Paraíso.

El mayor deseo de muchos santos ha sido el ser como Dios; pero no de un Dios Omnipotente y proclamado por todos, sino el de un hombre que siendo Dios, muere rechazado, escupido, abofeteado e ignominiosamente crucificado.

Uno de esos santos fue San Andrés, cuya fiesta se celebra hoy 30 de Noviembre, onomástico de mi padre que murió cuando yo tenía nueve meses y dijo que yo, el Benjamín de los 12 hijos, sería el más feliz y resultó profeta porque me considero un privilegiado de Dios, por lo mucho que ha hecho y lo sigue haciendo por mi, mi mujer y mis hijas a cambio de casi nada.

Cuando San Andrés le dijo al procónsul romano Egea que si conociera el misterio de la Cruz, seguramente conocería a Jesucristo y lo adoraría, montó en cólera y ordenó fuera crucificado.

San Andrés, lleno de júbilo por morir como su Maestro, aunque en una cruz en forma de aspa, exclamó:

“¡Oh cruz amable, oh cruz ardiente deseada y al fin tan dichosamente hallada! ¡Oh cruz que serviste de lecho a mi Señor y Maestro, recíbeme en tus brazos, y llévame de en medio de los hombres, para que por ti me reciba quien me redimió y su amor me posea eternamente!”

Una tarde que estaba San Andrés junto a San Juan Bautista, al pasar Jesús ante ellos, el Bautista le dijo: “He ahí el cordero de Dios” y San Andrés se fue corriendo detrás de Jesús y se quedó todo el día con EL y loco de alegría se fue a buscar a su hermano Simón, que al presentarlo a Jesús, le cambió el nombre por el de Pedro.

Un día se acercó Jesús a la orilla del lago donde estaba pescando Pedro y Andrés y les dijo: “Venid en pos no de mí y os haré pescadores de hombres”.

Andrés obedeciendo el mandato de predicar el Evangelio, evangelizó territorios pertenecientes a las Rusias del Sur, Grecia, Turquía, Bulgaria, Rumanía, Albania y Yugoslavia.

Pidamos al Santo que, al menos, nos de fuerzas para aceptar con resignación, ya que no con alegría, las cruces que nos vengan.

No hay comentarios: