miércoles, 24 de febrero de 2010

DIOS SÍ que NOS OBEDECE

Si hacemos un recorrido por la historia de la humanidad desde sus comienzos a nuestros días, comprobaremos que casi todos los males que sufrieron nuestros antepasados y sufrimos ahora es por culpa de nuestras desobediencias y rebeldías.

Fuimos arrojados del Paraíso por le desobediencia de Adán y Eva.

Los Judíos escogidos por Dios como pueblo predilecto, no supieron obedecer a esa predilección.

Los grandes imperios desaparecieron porque se enfrentaron a Dios, ignorándolo, o hasta odiarlo.

Actualmente nuestra civilización atea no creo que acabe muy bien porque muchas de sus leyes van en contra de las de Dios y contra natura.

Ahora resulta que en España los matrimonios deberían tener como mínimo dos hijos para que se equilibre la población y no seamos todos viejos dentro de pocos años.

¿Cómo podrán cobrar las jubilaciones, si antes no han cotizado los jóvenes? Posiblemente fomentando la eutanasia, que parece que ya lo están pensando.

Según las estadísticas, actualmente la mujeres solo tienen hijo y medio.

He aquí una consecuencia funesta por la permisividad y fomento del aborto, el matrimonio expres, la promiscuidad sexual y demás libertades consentidas y hasta fomentadas que han ido, van y seguirán siendo contra lo que Dios manda y la naturaleza exige. Y todo por culpa de una ideología atea e intencionadamente llamada progreso humano.

Los políticos no hacen otra cosa que legislar y sólo las cumplimos por miedo a las multas.

Para arreglar este desaguisado nos quieren imponer “Una Educación para la ciudadanía.”

¿No sería más eficaz que nos inculcaran (y no digo educar, porque inculcar es algo más profundo) los Diez Mandamientos de Dios, fundados en el “Santo Temor de Dios” que es el “Principio de la Sabiduría”?

Nos ahorraríamos muchas leyes prohibitivas, muchas sanciones (bien es verdad que se recaudaría menos), muchos jueces (también se perderían puestos de trabajo) y muchas cárceles.

Si realmente no tememos a Dios. ¿A quién vamos a temer?

Que ningún padre se queje de que su hijo ni estudie, ni trabaje, ni le obedezca si no es con castigos.

Si no ha sabido o querido, o no le han dejado escoger una educación religiosa para su hijo. ¿Querrá ser él más que Dios?

DIOS por el contrario SÍ que NOS OBEDECE.

Cuenta Santa Teresa que en una visión vio a unos diablillos rodeando la garganta de un sacerdote que estaba en pecado mortal y no obstante, Dios estaba presente en la SAGRADA FORMA que iba a recibir de sus manos, dándole a entender la fuerza que tienen las palabras de la CONSAGRACIÓN del sacerdote.

Recordemos los miles de Santos Sacrificios de la Misa que se celebran por todo el mundo día y noche, porque cuando un sacerdote, aunque no tenga fe y este en pecado mortal, como vio Santa Teresa, pronuncia las palabras de la CONSAGRACIÓN, Jesucristo baja para ESTAR entre nosotros y quedarse en el Sagrario pacientemente a que recurramos a ÉL.

Esto es OBEDIENCIA a lo Divino y a una FE inquebrantable por nuestra parte.

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