El placer que disfruta una pareja cuando por amor ENGENDRAN
un hijo, no tiene parangón con el disfrute INFINITO que goza Dios por los
millones de nuevas VIDA que diariamente CONCEDE.
Un artista, posiblemente no sepa o no quiera expresarnos el placer
que ha sentido si realmente ha CREADO una obra genial.
Dios nos ha dicho que
DISFRUTÓ al CREAR este maravilloso mundo y lo satisfecho que se siente al
darnos continuamente esta casi infinita variedad y cantidad de alimentos cuando
en el Libro de los Proverbios VIII, 31 dijo:
“RECREÁNDOME en el orbe de la tierra, siendo mis DELICIAS
los hijos de los hombres”.
¿Acaso
puede haber mayor placer que el RECREARSE en lo que ha hecho y ser sus DELICIAS
estar con los hijos de los hombres?
Muy claramente le dijo Jesucristo a Nicodemo:
“Tanto AMÓ Dios al mundo que le dio a su unigénito Hijo,
para que todo el que crea en ÉL tenga la vida eterna”.
Si el AMOR humano es siempre es el SÚMMUM del PLACER ¿Cómo
será el de Dios que por ESENCIA es AMOR?
Jesucristo antes de subir a los Cielos dijo:
“Yo ESTARÉ con vosotros todos los días hasta la consumación
de los siglos”.
El ESTAR significa PRESENCIA física y nadie puede estar
mucho tiempo con una persona si no es por AMOR.
Esa PRESENCIA y AMOR de Jesucristo nos lo está dando en la EUCARISTÍA, porque bien
claro dijo:
“El
que come mi carne y bebe mi sangre MORA en mí y YO en él”.
Para
podernos dar a comer su carne y beber su sangre la tuvo que derramar, en el
Gólgota, como víctima propiciatoria.
El amor de Jesucristo es tan DELICADO y HUMANO que para no
angustiarnos con su REAL presencia cuando lo recibimos en la Eucaristía no quiere
abrirnos los ojos porque si fuéramos conscientes de su GRANDEZA nos sentiríamos
abrumados.
¿Cómo deberíamos RESPONDER a ese amor delicado y humano?
¿Con un si “TE VI, no
me ACUERDO”? Que por desgracia es lo que PERMANECE su presencia en
nosotros?
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