La FE
suele empezar como una tenue LLAMITA que
fácilmente se apaga si no se atiza o sopla para que reviva echando más leña,
leyendo los Evangelios, artículos y ejemplos que ENCIENDA más nuestra FE un
tanto DEBILITADA.
Voy a transcribir lo más importante de una carta de San
Ignacio de Antioquia, que fue discípulo de San Juan Evangelista cuando iba
camino de Roma para ser devorado por las fieras.
“Dejad que sea pasto de las fieras, ya que ello me hará
posible alcanzar a Dios.
Soy trigo de Dios, y
he de ser molido por los dientes de las fieras, para llegara a ser pan limpio de Cristo.
Rogad por mí a Cristo, para que, por medio de esos
instrumentos, llegue a ser una víctima para Dios.
De nada me servirían los placeres terrenales ni los reinos
de este mundo. Prefiero morir en Cristo Jesús que reinar en los de este mundo.
No queráis a un mismo tiempo tener a Jesucristo en la boca y
los deseos mundanos en el corazón.
Os escribo en vida, pero deseando morir. Mi amor está
crucificado y ya no queda en mí el fuego de los deseos terrenos; únicamente
siento en mi interior la voz de una agua viva que me habla y me dice: “Ven al
Padre”.
Lo que deseo es el pan de Dios, que es la carne de
Jesucristo y la bebida de su sangre, que es la caridad incorruptible.”
Aunque no podamos ni seamos capaces “De
ser trigo de Dios y ser molido por los dientes de las fieras, para llegar a ser
pan limpio Cristo”
Deberíamos,
al menos, soportar con valentía los huracanes de ateísmo y anticlericalismo
para que en lugar de que nos DEBILITEN nuestra FE aviven su rescoldo.
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