Así me siento hoy, día de la Inmaculada, que cumplo 88 años
A los 17 años le dije a Jesús en una visita al Santísimo,
que si mi hermana mayor salía bien de una difícil operación, “LE seguiría, si me
LLAMABA”
Mi hermana se salvó y yo me OLVIDÉ por completo de la
promesa, que sólo recordé el día que murió tal hermana y yo estaba casado y con
tres hijas; pero Jesús me cogió la palabra y al
no OLVIDAR tal promesa empezó su
obra callada y eficaz.
Por
aquel tiempo, cayó en mis manos el
famoso Kempis o Imitación de Cristo con cuyas lecturas empecé a sentir una transformación
interior tan desconocida, que al entrar
en un Banco para ingresar el dinero de la oficina en la que trabajaba desde los
14 años, SENTÍ que el dinero ni me atraía y casi lo despreciaba. Jamás he
vuelto a sentir lo mismo.
En aquellos momentos de intensa espiritualidad en los que
la razón de mi vida era Jesucristo, supe
que el que había sido Párroco de mi
pueblo y era el actual Consiliario Nacional de Acción Católica, había ingresado
en una Cartuja.
Aquello
me impactó de tal forma que pasó por mi cabeza hacer lo mismo; pero al saber
que la edad para ingresar en la
Cartuja era superior a mis 18 años y yo deseba consagrarme a
Dios lo antes posible, deseché la idea.
Al leer, en ciertas revistas: “Valientes” o “Dios lo
quiere”, la labor que realizaban los
jesuitas en las misiones, sentí el deseo de imitarles y al preguntarle a un
amigo cómo eran los jesuitas, con quienes había estudiado, me dijo que yo tenía
vocación por las preguntas que le hacía,
aunque seguía enamorado platónicamente de una chica y trabajando en la oficina
con un magnífico futuro laboral.
Después
de una lucha interior y al poder más el deseo y la ilusión de consagrarme a
Dios, tuve el atrevimiento de enviarle una carta al Padre Maestro de Novicios de la Compañía de Jesús en el
Puerto de Santa María.
Desconozco
por completo los términos de la carta; pero debieron ser tan convincentes que
sin entrevistarme ni más nada, me respondió admitiéndome. Luego supe que mi
Párroco y el Director de la Escuela Publica
en donde estudié, le informaron.
Viví los 14 años más sacrificados y felices de de mi vida y
abandoné la Compañía
de Jesús por los motivos que cuento en mi artículo publicado el 7 de Marzo 2012
“Yo no he visto a Dios; pero creo que lo he sentido”
Ahora
a mis 88 años, casado con una mujer excepcional, tres maravillosas hijas con sus tres títulos
universitarios, trabajando y una
encantadora nieta, me siento un hombre my feliz, afortunado y un:
“CARTUJO de andar por casa”
Los
cartujos emplean gran parte del día en lecturas espirituales y sobre todo en
estar en CONTACTO con Jesucristo.
Yo
intento estar el mayor tiempo posible pensando y CREYENDO que Jesucristo está a
mi lado.
Cuando
iba de caza, pesca o hacia senderismo, como, casi siempre iba sólo, me gustaba pensar que Jesús estaba
conmigo y cuando ahora voy buscando la pelotita del golf me alegra tener esos
pensamientos.
Nunca estoy ocioso ni aburrido y cuando no tengo ninguna
ocupación, cierro los ojos y me imagino que Jesucristo ESTÁ a mi lado y si algo
me angustia o preocupa me abrazo a ÉL y todo lo dejos en sus manos
confiadamente.
El
momento más importante del día, para mí, es cuando en la
Santa Misa, recibo a Jesucristo
PERSONALMENTE en la Eucaristía.
Mi
máximo deseo es llegar a poder decir como San Pablo. “Vivo yo, ya no soy yo es
CRISTO quien vive en mi”
Los cartujos se levantan a media noche para cantar Maitines.
Yo, que padezco cierto insomnio, me levanto y
sentado en un sillón junto a la cama, paso horas en CONTACTO íntimo con
Jesucristo, la Virgen
y rezo el rosario.
Ellos hacen casi una
sola comida fuerte al día.
Yo, que apenas tengo apetito, no disfruto
mucho con la comida.
Dicen que ellos tienen la MUERTE muy presente.
Es posible que el
hecho de que de los doce hermanos, sólo quede yo, haya influido que desde joven,
al creer que moriría joven, como mis seis hermanos, y que uno de ellos muriera
en Madrid en el Hospital del Niño Jesús con dos años, el mismo día de la Inmaculada en que nací
yo en Linares, no sólo no TEMA la muerte,
sino que muchas veces he deseado: como decía San Pablo: “Deseo morir para estar con Cristo”;
(Cupio dissolvi et esse cum Cristo” pero parece ser que Jesús prefiere seguir a
mi lado AQUÍ, que tenerme ya junto a ÉL, en el CIELO.
Mi
padre que murió cuando yo tenía nueve
meses dijo que yo sería el más feliz y salió profeta, porque realmente, siempre
me he sentido muy feliz y he comprobado la MANO
DE DIOS en lo bueno y en lo malo a pesar de que he tenido que
tomar difíciles y complicadas decisiones.
Creo que si Dios nunca me ha dejado de su mano y me sigue mimando es
por los méritos de mi madre que al quedarse viuda y tener que sacarnos adelante
con mucho sacrificio y trabajo, aceptando con cristiana resignación el hecho
de que la muerte fuera como una más de la familia y se fuera llevando uno tras
otros a mis hermanos.
Y cuando le dije que la tendría que abandonar para SEGUIR a Jesucristo
ingresando en la Compañía
de Jesús me dijo:
“Si Dios se ha llevado ya a tus hermanos y ahora TE QUIERE como misionero. SÍGUELE”
Por
eso, también me siento hoy como un “JESUITA
extra muros”
Porque si yo ingresé en la Compañía de Jesús con la
ilusión y deseo de ser misionero de infieles y entonces no lo pude ser, ahora
creo que lo estoy siendo.
Un misionero tiene que predicar en muchos y diversos países,
como si lo hiciera en el desierto y muchos mueren sin haber recogido lo que
sembraron
En cinco años he publicado 702 artículos en mi blog
“Miscelanea Religiosa” que son como botellas que lanzo al mar de Internet,
ignorando quién la pueda recoger y leer.
Blogger me informa
diariamente de la cantidad de lectores, países, artículos leídos y comentarios
que me hacen.
Me satisface comprobar que ya me han visitado 62.215 lectores, principalmente españoles, americanos
del sur y del norte, italianos, alemanes, rusos, ingleses, chinos, canadienses,
japoneses. El Vaticano me leyó en un día los siguientes artículos: "Ni Dios es feliz" "Por qué se pierde la fe" "Cómo será la Reusurreión" y otro más que no recuerdo.
Tengo publicada en Bubok una novela “La Última Oportunidad” en donde cuento la vida de un jesuita y un cartujo que ya han leído l.435 internautas.
Creo
que Dios está cumpliendo, en el atardecer de mi vida, todas las ilusiones
juveniles, escribiendo DERECHO con renglones muy torcidos
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