Aunque es verdad que “Nemo dat quod non habet” o sea que
para dar hay que recibir antes, que es
lo que nos sucede a nosotros y es todo lo contrario para Dios
Para Dios, que lo tiene todo, su mayor felicidad es dar,
como podemos comprobar en toda su casi infinita creación. y sigue creando en el
reino vegetal, animal y humano con esos millones de seres humanos con los
muchos quebraderos de cabeza que le damos.
No podemos negar que somos imagen y semejanza suya y el que
lo niegue, que me explique el por qué los grandes creadores de este mundo, no
cesan de seguir creando como su placer favorito y lo que disfrutan
contemplándolo.
Que le pregunten a cualquier padre responsable el por qué
han tenido tantos hijos y lo que disfrutan dándole su cuidado y cariño, a pesar
de los problemas. ¡¡Por algo será!!
Nosotros que todo lo hemos recibido de Dios y de nuestros
padres, por regla general recibimos más de lo que damos.
Recibir es lo que más deseamos y nos place; pero, a veces el
que da, lo disfruta doblemente: por tenerlo y darlo con el consiguiente placer
al ver la felicidad del que lo recibe y en el fondo es porque es cuando más se
parece a Dios. si lo da no es para que se lo agradezcan, sino por lo que
Jesucristo dijo: “Lo que deis a algunos de estos pequeños, me lo dais a MÍ”
Estos es lo que hacía la Madre Teresa de Calcuta, han
hecho, lo hacen y seguirán haciendo, los miles de misioneros y misioneras que
practican la fe y la caridad en casi grado heroico al tener que aceptar el que
Dios permita tanta pobreza y sean ellos los que solucionen con su amor y cuidado tantos
problemas con tan pocos medios, confiando
siempre en la Divina Providencia.
El que por motivos no tan altruistas; pero por humanidad y
solidaridad sepa que también se sentirá recompensado al haber actuado a lo Dios
y también por aquello que es mejor ser envidiado por poder tener y dar, que
envidiar.
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