jueves, 25 de septiembre de 2014

LA IGUALDAD, ¿ES JUSTA O INJUSTA?

          En la Parábola del Evangelio se cuenta que todos los viñadores contratados en diversas horas del día fueron pagados con el IGUAL salario acordado.

         ¿Hizo justicia el dueño de la viña con los viñadores, que en este caso sería Dios con nosotros?

         .Nosotros  podremos pensar que  Dios no fue injusto porque pagó lo acordado con cada uno; pero los que no pudieron evitar sentirse injustamente tratados, fueron los que trabajaron todo el día.

         Esta justicia e injusticia simultánea tendría su explicación porque Dios puede hacer lo que le plazca con lo suyo y nosotros sentirnos injustamente tratados.

         Convendría saber que Jesucristo se la estaba contando a los judíos que fueron los primeros elegidos por Dios y por lo tanto ya privilegiados.

         Dado que este pueblo privilegiado se comportaría con Jesucristo, como lo hizo y los que vinieran después amarían a Dios de verdad, serían merecedores de ser los primeros, habiendo amado a Dios los últimos y los primeros que no amaron a Dios, serían los últimos.
       
Esta parábola tuvo, tiene y tendrá un significado más profundo de lo que parece.

Supongamos que DOS creyentes están ya en el CIELO

         Uno se había salvado porque gracias a que había tenido una buena formación religiosa, llevado una vida ejemplar amando a Dios  y a los demás como está mandado. Y por lo tanto había  sido ya en la tierra un PRIVILIGIADO

         El otro que había  llevado una vida libertina y alejado de Dios; pero que al convertirse AMÓ a Dios, como el que más, se SALVÓ por los pelos

         ¿Tendría derecho el primero a sentirse injustamente tratado?

         De ninguna manera, porque deberá reconocer que ya tuvo el privilegio de haber sido educado y ayudado en el camino correcto y se sentiría ya bien pagado  por el privilegio de haber gozado del amor a Dios ya en la tierra.

         El que se salvó por los pelos reconocería humildemente no ser digno de la salvación y también daría gracias a Dios por sentirse salvado.

         Por eso Dios trataría a los dos igualmente porque los dos habrían amado a Dios aunque por distintos caminos y tiempos.


         Por lo tanto la JUSTICIA y la aparente  INJUSTICIA se darían la mano. 

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