Dime con quién ANDAS y te diré quién ERES.
El que sepa y quiera ANDAR siempre bajo la mirada de Dios, acabará siendo el más feliz ahora y sobre todo DESPUÉS.
Aunque creamos esto, somos tan rebeldes e independientes que preferimos caminar a nuestro antojo viviendo nuestras vidas.
Unas veces, mirando hacia atrás o hacia delante y siempre encontraremos desatinos o disparates.
Deprimidos, nos sentiremos como el agua, siempre en torbellino.
Y si a tumba abierta nos lanzamos por las libertades, nos enfangaremos en libertinajes, la noche será nuestra morada; y si sólo nos alimentamos de lo que se palpa, se nos quemará el alma.
Quien el camino del virtuoso emprenda, sentirá arideces de muerte; pero si desclava los ojos de esta vida y los arroja en lejanía, hacia ARRIBA descubrirá que: “Quien con Dios ANDA, BIEN ACABA.”
Ese ANDAR con Dios obliga a VIVIR de FE, porque si no, los pies sangrarán de pisar, tantos las duras rocas, que por ser tan reales, se clavarán como puñales.
Tendrá que vivir de sueños y esperanzas, aunque sólo sea para sacar su mirada de la oscuridad que le ciega la luz de tantas mentiras.
Que no se queje de que la vida sea tan compleja y misteriosa y ande deseando que sea una línea recta iluminada siempre por un espléndido sol, porque si esto sucediera, la vida moriría.
Paradójicamente, lo complejo y misterioso engendra vida, lo sencillo y diáfano, produce monotonía y aburrimiento.
Los deseos y apetencias deben caminar muy por delante de nuestras realidades.
Una vida que no espera ETERNIDAD, no es vida, es MUERTE ya.
domingo, 4 de marzo de 2012
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