Hay que reconocer que la mayoría vive preocupada, angustiada
y por lo tanto DESCENTRADA porque está DISPERSA pensando en la política, en la
corrupción en la economía y sobre todo en lo que nos pueda suceder.
El que quiera vivir tranquilo, seguro y gozar de una
felicidad un tanto relativa, no tendrá más remedio que CENTRARSE en JESUCRISTO,
creyendo contra viento y marea en sus promesas:
“Aprended de mi que
soy manso y humilde de corazón”.
Por
lo tanto fuera toda protesta injusta, egoísta, demagógica y violenta.
“Venid a mi todos los que estáis cargados
con trabajos y cargas y yo os
aliviare”.
Por
lo tanto RESIGNACIÓN ACTIVA esperando SU ayuda.
“Sin mi nada podéis hacer porque YO soy
el CAMINO, la VERDAD
y la VIDA y
porque aunque el PADRE obra continuamente, YO ni MÁS ni MENOS”.
Luego
con JESUCRISTO lo podremos TODO, en sus tiempos y manera porque es DIOS.
Si
recorremos las historia de España comprobaremos que las épocas más prósperas y
gloriosas fueron cuando en ella no se
PONÍA EL SOL porque JESUCRISTO ocupaba
todos los órdenes de la vida RELIGIOSA, SOCIAL e INDIVIDUA y TODOS se sentían
orgullosos de ser ESPAÑOLES, CATÓLICOS y extendieron su civilización e idioma por
los nuevos continentes de tal forma que hoy el Castellano es la tercera lengua
detrás del Chino y el Inglés.
Hoy
día, se está intentando suprimir a JESUCRISTO y sus enseñanzas con IRRESPOSABILIDAD, CORRUPCIÓN y mucho ODIO, por
los de ARRIBA como por los de ABAJO.
Muy
pocos han sido y son los que cumplen sus obligaciones con capacidad, seriedad y
honradez.
Nos
han acostumbrado a vivir sin mucho ESFUERZO, buenos sueldos, muchas vacaciones
y a ser posible pagar pocos impuestos y recibir gratis lo que no se puede dar
porque no hay dinero para tanto despilfarro.
Y lo más triste de todo este DESMADRE es que los que nos han
HUNDIDO en este pozo, en lugar de echarnos una escalera para sacarnos a flote, se
limitan a estar en el brocal vociferando no aceptando las medidas razonables y
discutibles, solo por DEMAGOGÍA, electoralismo y por lo arraigado que tenemos
aquello de “Santa Rita, Rita, lo que se da no se quita” a sabiendas que nos lo
pueden quitar todo.
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