Cualquier padre, por muy malo que sea, perdonaría una rebeldía o desobediencia de su hijo; pero si descubriera que lo que piensa y ambiciona, en oculto, es ser como él, en cuanto al poderío, no se lo podría perdonar y lo debería tener en cuenta en su testamento.
La
DESOBEDIENCIA es algo palpable; pero la AMBICIÓN es oculta y
traicionera.
Dios, como buen PADRE, le hubiera perdonado a nuestros
primeros padres su DESOBEDIENCIA; pero la ambición OCULTA que le despertó
Satanás de llegar a ser COMO DIOS, no lo podía consentir porque sería como
tener a Satanás en familia.
Por eso, no los castigó al infierno con Satanás, sino que al
vernos fuera del Paraíso nos sentimos condenados a vivir nuestro propio y particular infierno por estar
AMBICIONANDO siempre el TENER MÁS.
Dios para respetar esa AMBICIÓN oculta, se hizo HOMBRE, para que el que quisiera ser COMO DIOS
tendría que imitarLE siendo “MANSO y HUMILDE de corazón” como dijo Jesucristo y
que no tenía dónde reclinar su cabeza”
¡¡Qué pocos tienen esa AMBICIÓN!!
El ambicioso San Pablo decía. “Líbreme Dios de gloriarme en
otra cosa que no sea en CRISTO y éste CRUCIFICADO”
Los hubo, los hay y los habrá tan AMBICIOSOS que no es que
quieran ser COMO DIOS, es que se CREEN con más poder y autoridad que Dios para
hacer y deshacer a su antojo como si Dios no existiera.
En todas las guerras lo que
late es la AMBICIÓN
de tener más poder, más riquezas, cueste lo que cuesten.
Los partidos políticos son tan AMBICIOSOS de poder y privilegios que no escatiman
estrategias, mentiras, manipulaciones y robos para, en lugar de gobernar para el BIEN COMÚN de todos,
hacen todo lo posible para ocultar sus inconfesables ambiciones.
El que no haya cometido jamás una injusticia social o
familiar a sabiendas, movido por la AMBICIÓN que tire la primera piedra.
Ser justo y DESINTERESADO es difícil y a veces hasta
heroico; pero la mayor alabanza que se puede hacer de alguien es cuando se le
señala como un hombre JUSTO, CABAL y DESINTERESADO.
Dios tuvo que arrasar Sodoma porque no encontró en ella ni
DIEZ justos, como se lo estaba pidiendo Abraham.
¿Llegará el día en el que haya tan pocos JUSTOS y
DESINTERESADOS en este mundo que Dios tenga que tomar cartas en el asunto?
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