sábado, 29 de junio de 2013

¿Cómo TRATA DIOS a los SUYOS?


            Un día, Santa Teresa de Ávila se quejó a Jesús de que le mandara tantas enfermedades, adversidades y arideces espirituales.

         Así trato a mis amigos, le respondió Jesús.

 Ahora comprendo que tengas tan pocos amigo, le replicó.

         Quien bien te quiere, te hará llorar.

         Si hiciéramos un recorrido por la Sagrada Escritura, por el Santoral y Martirologio terminaríamos abrumados al saber que todos los íntimos amigos de Dios, o sea los Santos y Mártires, han sufrido lo indecible e injustamente.

         Sepamos los sufrimientos que San  Pablo cuenta  en su segunda carta a los Corintios (cap.11).

         “¿Son ministros de Cristo? También yo. Hablando locamente, MÁS yo:
         En trabajos, más
         En prisiones, más.
         En azotes, mucho más.
         En peligro de muerte, muchas veces.
         Cinco veces recibí de los judíos cuarenta azotes menos uno.
         Tres veces fui azotado con varas.
         Una vez fui apedreado.
         Tres veces padecí naufragio.
         Un día y una noche pasé en los abismos.
         Muchas veces en viaje me ví en peligros de ríos, peligros de los de mi linaje, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre los falsos hermanos.
         Trabajos  y fatigas en prolongadas vigilias muchas veces en hambre y sed, en ayunos frecuentes, en frío y desnudez; esto sin hablar de otras cosas, de mis cuidados de cada día, de la PREOCUPACIÓN de TODAS las Iglesías.

         De tales cosas me gloriaré, de mí mismo NO he de gloriarme, si no es de mis FLAQUEZAS.”

         Todo esto, San Pablo y otros muchos seguidores lo sufrieron con alegría a cambio de NADA y ni siquiera por el Cielo prometido, sino que  todo lo “Soportaron por el AMOR a Jesucristo que los CONFORTABA.

         Pero ¿Por qué Jesucristo permitió que los primeros cristianos fueran devorados por las fieras en el circo romano con el regocijo de la chusma mientra ellos cantaban alegres y tantos otros Mártires y Santos de todos los tiempos?
 
         Porque Dios nos dio la VIDA y como REGALO nos obsequió con la tan traída y llevada LIBERTAD.

         Este OBSEQUIO fue un caramelo ENVENENADO para unos y el néctar de la ETERNA felicidad para otros.

         Pero ¿Por qué el SUFRIMIENTO en sus múltiples manifestaciones es el que da la ETERNA felicidad?

Porque si Dios nos amó tanto que nos dio a su unigénito Hijo CRUCIFICADO, sería por algo muy IMPORTANTE.

         Y porque el sufrimiento aceptado con resignación y por amor a JESUCRISTO que tanto nos amó, nos VACÍA por dentro y deja LUGAR para que lo LLENE DIOS.

          

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