Porque nadie puede vivir sin Esperanza, por aquello de que "Mientras ESPERES algo, que eso es la VIDA tendrá FE. AMOR y tan real como la existencia de la Santísima Trinidad.
Nada más tener uso de razón, lo primero que esperamos con más gusto recibir es un juguete, un regalo, una sorpresa.
En cuanto se empieza a DESEAR Y ESPERAR algo, nos ayuda a vivir y soportar todos los contratiempos y surge la FE y cuando entremos en el Cielo se termina la ESPERANZA porque ya habremos logrado lo tan esperado.
Si cuando tememos que algo malo nos suceda y no queremos hundirnos en la impotencia, no tendremos más remedio que acogernos a la Esperanza de que no suceda lo temido.
Para
los creyentes que estén viviendo una vida, tan
buena como aburrida, o el que la esté pasando fatal, al esperar otra
vida infinitamente mejor, se consolará sabiendo que esta vida es una
mala noche en
una mala posada, como decía Santa Teresa
El
que se esté ahogando sin que nadie lo socorra; pero se agarra a la esperanza,
como tabla de salvación, de que alguien lo socorra, seguirá nadando y nadando
hasta el último minuto de vida.
Los
que no esperen otra vida mejor, porque no tienen FE, tendrán motivos para
pensar que la vida presente es una estafa y un engaño; pero los que lo estén
pasando de película, el sólo pensar que lo perderán todo, será un infierno adelantado.
Ahora
estamos ESPERANDO que olvidando rencores, odios, rencillas particulares etc, etc,, prevalezca el Sentido Común el de
ESTADO, y el BIEN de TODOS, y UNIDOS como en Fuente Ovejuna, podamos seguir progresando.
Pero
para que esa ESPERANZA se convierta en REALIDAD tendremos que avivar nuestra FE
en Dios, que lo puede todo y sin ÉL no podremos hacer nada.
Sepamos
cómo Abraham vivió la ESPERANZA hasta unos límites insospechados.
Todos
sabemos que aunque Abraham nunca vio a Dios, mantuvo una relación tan cordial
con Dios que un día le dijo: “
Ambula coram me et esto perfectus” o sea camina
en mi presencia y serás perfecto, porque
si caminamos siempre sin perder de vista a Dios, nos libraremos de muchos peligros.
Al
enterarse Abraham que Dios quería destruir Sodoma, mantuvo un dialogo
intentando rebajar hasta a los 10 justos de los 50 que imponía Dios para
no destruirla.
Dios
habiéndole prometido a Abraham en muchas ocasiones que él sería padre de muchos pueblos y reinos a través de
su descendencia y aunque lo creyó, nunca le
preguntó a Dios, cómo se cumpliría tal promesa si estaba casado con Sara, que era estéril.
Abraham
con cien años y Sara con noventa, y después muchos avatares abrazaron por fin a
su hijo Isaac.
Después
de todo esto quiso probar Dios a Abraham y llamándole, dijo: Abraham y este
dijo: Heme aquí.
Y
le dijo Dios: Anda, toma a tu hijo, a tu unigénito, a quien tanto amas, a
Isaac, y ve a la tierra de Moriah y ofrécemelo allí en holocausto sobre uno de
los montes que yo te indicaré.
Abraham,
sin decir ni mus, (¡¡lo mismo que cualquiera de nosotros¡¡), se levantó de mañana, aparejó
su asno y tomando dos mozos y a Isaac, partió la leña para el holocausto y se
puso en camino para el lugar.
Al
tercer día alzó Abraham sus ojos y vio de lejos el lugar y dijo a sus dos
mozos. Quedaos aquí con el asno, yo y el niño iremos hasta allí y después de
haber adorado volveremos a vosotros.
(El volveremos demuestra que Abraham ya en
su interior ESPERABA que no se cumpliría el holocausto)
Padre
mío dijo Isaac, aquí llevamos el fuego y la leña; pero la res para el
holocausto, ¿dónde está?
Dios
PROVEERÁ de res para el holocausto, hijo mío y siguieron juntos.
Al
llegar al lugar, alzó allí Abraham el altar y dispuso sobre él altar la leña,
ató a su hijo y le puso sobre el altar, encima de la leña
Tomó
el cuchillo y tendió luego su brazo para degollar a su hijo, pero le gritó
desde el cielo de Yavé, diciéndole.
Abraham
Abraham no extiendas tu brazo sobre el niño y no le hagas nada, porque ahora he
visto que en verdad temes a Dios, pues por mí no has perdonado a tu hijo.
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