Creo que estamos cansados de oír tanta palabrería política, y tanta crítica destructiva y chismorreo que no tenemos más remedio que oírlas por un oído y dejarla salir por el otro.
Las debería barrer el VIENTO puesto que parece ser que es el dueño de la Tierra.
La calumnia, la mentira los insultos y otras por el estilo, son las que matan y jamás se deberían haber pronunciado..
Una palabra que cala hondo, da vida y deja huella es la cariñosa, comprensiva, indulgente e inteligente.
Por desgracia hay palabras con las que se quiere dar un buen consejo, una certera y honrada orientación, que escritas quedan en el agua y otras que al prometer el oro y el moro, quedan grabadas por el engaño y la ambición.
La única palabra por antonomasia es el:
“VERBUN CARO FACTUM EST ET HABITAVIT IN NOBIS”
(El Verbo (la PALABRA de Dios, Jesucristo) se hizo carne y habitó entre nosotros).
Esta PALABRA la podemos recordar y contemplar en estos días de Navidad convertida en un NIÑO INDEFENSO.
Esta palabra infinita nada ni nadie la podrá BORRAR ni SUPRIMIR por mucho que lo hayan intentado y lo sigan intentando porque está con NOSOTROS con todo su poder, aunque no la oigamos.
El mundo pasará; pero mis palabras no PASARÁN, dijo Jesucristo.
TÚ tienes PALABRAS de VIDA ETERNA, le dijeron un día a Jesús sus discípulos.
Es la ÚNICA que sin ser oída RESUENA por todo el mundo y cuando se hace vida en el corazón de cualquiera de sus seguidores, se puede convertir en un torbellino de AMOR a JESUCRISTO, que es el único que sólo con sus PALABRAS, nos puede dar, aun en este mundo, algo de felicidad.
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