viernes, 17 de junio de 2022

¿QUIÈN CREÓ EL INFIERNO?

      

      Dios ya habría tenido sus más y sus menos con Luzbel y sus ángeles rebeldes y como  no los privó de su inteligencia, conociendo el Bien y el Mal la emplearon para cometer la más engañosa manipulación al asegurarles a Eva y Adán que si comían de la fruta prohibida SERÍAN como Dioses.

      Como Satanás sabía que nuestros primeros padres eran libres y que habían recibido el instinto de supervivencia y sobre todo el de la AMBICIÓN, le atacaron por ahí.

        Gracias al instinto de SUPERVIVENCIA existe la humanidad y al de AMBICIÓN el progreso.

     ¿Qué sería de nosotros si no hubieran trabajado y luchado tantos investigadores, héroes, aventureros por tener esa AMBICIÓN de superarse y ser algo más, aunque por desgracia, muchas veces a costa de los demás y no como los Santos que quisieron ser nada menos que como Dios pero a lo Jesucristo Crucificado?

     Dios respetó, respeta y seguirá respetando ese deseo innato que todos tenemos de SER siempre ALGO MÁS porque pertenece a la esencia misma de Dios.

    Dios esencialmente es AMOR principio y fin de todo lo creado o que pueda o deba ser creado.

    Como nuestras vidas son participaciones de esa ESENCIA, y por nuestras venas corre sangre divina, es natural que ambicionemos siempre lo más grande.

   Por lo tanto si durante la vida hemos ambicionado ser siempre mejores en todo sin perjudicar a nadie y sobre todo si lo que deseamos es parecernos a Jesucristo, entonces si que llegaremos a SER COMO DIOS.

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