viernes, 23 de octubre de 2009

TODOS LOS CAMINOS CONDUCEN A ROMA

Para tener la CERTEZA de alcanzar la Ciudad Eterna, hay que pasar antes por la Roma Temporal.

El que navegue en la Barca de Pedro tiene la SEGURIDAD de que llegará a puerto.

Con esto no se quiere decir que los que naveguen en otras embarcaciones o lujosos yates, no puedan arribar a puerto; pero lo tendrán muy difícil por no decir casi imposible.

“¿Quién dicen los hombres que es el hijo del hombre?” y ¿Quién decís vosotros que soy?. Les preguntó Jesucristo.

Tomando la palabra Pedro, dijo: Tú eres el Mesías, el hijo de Dios vivo.

Jesús le respondió: “Bienaventurado tú, Simón Barjona, porque no es la carne ni la sangre quien esto te lo ha revelado, sino mi Padre, que está en los Cielos. Y yo te digo a ti, que tú eres Pedro y sobre esta PIEDRA EDIFICARÉ MI IGLESIA, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella.”

“Yo te daré las LLAVES del reino de los Cielos y cuanto ATARES en la tierra será atado en los Cielos, y cuanto DESATARES en la tierra, será desatado en los Cielos.”

Tengamos muy en cuenta que si queremos atravesar este mar proceloso en la Barca de Pedro, tendremos que aceptar las órdenes del Capitán y aceptar el menú que nos ofrezcan.

El que quiera comer a la carta, tendrá que desembarcar y remar por su cuenta con el riesgo casi seguro de naufragar.

Lo triste es que muchos no quieren embarcarse o se salen de la Barca de Pedro porque piensan y dicen que en ella no se practica el sexo: “Creced y Multiplicaos.”

En todas las épocas y, posiblemente, más en la nuestra, no han sabido o querido interpretar este Primer Mandato de Dios, o sencillamente lo están adulterando y lo adulterado es falso y, por eso, así estamos sufriendo sus consecuencias familiares, sociales sin saber hasta dónde podemos llegar con esta corriente de agua enfangada y en contra de las leyes naturales. La NATURALEZA es vengativa. Véase el calentamiento global por un progreso mal diseñado y ejecutado.

Muchos piensan que la felicidad sólo está en el estómago y en el sexo, ignorando que para alcanzar la verdadera felicidad en este mundo, es necesario tener un corazón puro, noble, una cabeza bien amueblada y con ventana a lo infinito y transcendente y con una puerta abierta de par en par para que pueda entrar JESUCRISTO.

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